Historias India | 20 noviembre 2023

La lucha contra la marginación infantil

Muchos niños cristianos rechazados en India como Roshan (7 años) reciben esperanza y formación gracias a las Escuelas Puente.

 

 
En India, Roshan* y su hermano Aarush* de 7 años fueron rechazados junto con su madre Devi* por su propia familia hinduista cuando decidieron seguir a Jesús. Después de que otros pueblos los rechazaran a causa de su fe, la pequeña familia encontró una comunidad cristiana que los acogió.  Ahora, Roshan no solo puede hacer amigos, sino que, gracias a la Escuela Puente levantada con tu apoyo a través de los colaboradores de Puertas Abiertas, puede mirar hacia el futuro con esperanza.
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«Soy muy feliz en Navidad», afirma Roshan*. «En estas fechas, me gusta cantar y bailar».  

Su rostro se ilumina cuando escucha a su madre, Devi*, hablar más sobre la Navidad y cómo la celebran en la India: «La escuela se llena de adornos navideños, a los niños se les enseñan villancicos con sus bailes y se les anima a llevar sus mejor ropas».  

Hoy por hoy, Roshan tiene mucho que celebrar, aunque este niño de tan sólo siete años también se ha enfrentado, y sigue enfrentándose, a experiencias demasiado difíciles para alguien de tan corta edad. No hace mucho tiempo, la idea de ir a un colegio y tener una comunidad cristiana parecía tan distante como imposible.  

La complicada decisión de su madre 

Devi se crio en un hogar hindú, pero siempre se sintió atraída por el pueblo cristiano vecino. Se interesó mucho por el Dios al que alababan y empezó a asistir a algunos eventos.  
 
  

«Acepté a Cristo por mis hijos y por la gracia de Dios, para que ellos sean fuertes y mejores personas».

«Me encantaba ver la alabanza y escuchar al hombre que compartía sobre la Biblia», recuerda esta mujer india. «Sentía mucha paz al conocer de Jesús. En uno de los seminarios, un profesor nos enseñó a orar. También dijo que Jesús no nos abandonará, que somos suyos y que Él ha prometido cuidar de nuestro futuro».  

Devi nos explica que, en este punto de su vida, se interesaba mucho por Jesús, pero que aún no lo había aceptado. Solo después de que Roshan y su hermano nacieran, y tristemente, de que su marido los abandonase, ella conoció a un misionero que pasaba de viaje por el pueblo.  

Él le preguntó a Devi: «¿Crees realmente que Jesús es nuestro Dios verdadero?», a lo que Devi contestó: «Sí, lo creo. Siempre he querido convertirme al cristianismo. Quiero entregarle a Jesús el futuro de mis hijos. Puede que la vida no sea perfecta, habrá pruebas y dificultades, pero quiero seguir a Jesús y anclar mi vida a Él».  

Gracias a esta decisión, ahora puede afirmar lo siguiente: «Cuando acepté a Cristo, mi vida cambió. Recibí paz e incluso me brillaba la cara. Mis hijos también cambiaron: sus vidas se transformaron».  

Devi recuerda aquel momento con alegría, pero también con dolor. 

Rechazado dentro de su propia familia

La dificultad más grande fue el rechazo por parte de la propia familia de Devi. Ella no se lo esperaba y se sintió completamente desolada cuando los parientes de su exmarido le aseguraron que ya no querían tener nada que ver con ella o con sus hijos debido a su nueva fe. El abandono de su esposo ya había impactado el futuro de su familia, y este rechazo los volvió incluso más vulnerables.  

«Ya no tengo familia en esta tierra, sólo a Jesús. Es difícil aceptarlo, pero es lo que debo hacer. No hay vuelta atrás».

«Ya no queremos tener ningún tipo de relación contigo», le recalcaron los suegros. «Tu fe en Cristo es una vergüenza para la familia. No nos llames, ni siquiera si te pasase algo a ti o a tus hijos. No te ayudaremos. Abandona tu fe, o no vuelvas nunca más».  
 

«Querían incluso llevarse a mis hijos», recuerda Devi. «Cuando fui a visitarlos, no me dejaron entrar. Según ellos, su casa dejaría de ser santa a causa de mi fe en Jesús».  

Su valiente decisión de seguir a Jesús significaba perder su trabajo y su seguridad económica. Sus suegros ya no la ayudarían ni a ella ni a sus hijos en caso de emergencia. Fue duro, pero Devi sabía que había tomado la decisión correcta.   

«Ya no tengo familia en esta tierra, sólo a Jesús», dice. «Es la triste realidad. Es difícil aceptarlo, pero es lo que debo hacer. No hay vuelta atrás. Acepté a Cristo no por la persecución o el bienestar, sino por mis hijos y por la gracia de Dios, para que ellos sean fuertes y mejores personas».  

Otros como ellos 

Devi y sus hijos tuvieron que buscar otro hogar, aunque pueblo tras pueblo les impedían quedarse debido a su fe. Finalmente, llegaron a un poblado aislado en medio del bosque y descubrieron que los habitantes también eran creyentes.   

¡La familia no pudo contener su alegría! En el pueblo también había personas de otras religiones, pero hay muchas personas cristianas. Devi y Roshan estaban muy contentos de haber encontrado esta comunidad.  

Al fin, tenían un buen lugar para empezar una nueva vida. Aunque no tenían los recursos económicos para edificar una casa, construyeron una pequeña choza hecha con palos de bambú. Devi sabía que la vida seguiría siendo difícil, pero al menos tenían un hogar.  

Para poder comprarle comida a sus hijos, consiguió un trabajo de limpiadora. «Cuando no conseguimos un trabajo diario, los cristianos nos ayudamos los unos a los otros», exclama. Para ella, se trata de una comunidad muy cercana.  

Ora con Roshan
  • Ora por Roshan, para que siga creciendo en la gracia y el conocimiento de Dios.

  • Ora para que los proyectos de Escuelas Puente florezcan en estas comunidades cristianas y muchos jóvenes creyentes marginados reciban educación y aprendan acerca de Jesús.

  • Ora por las familias cristianas condenadas al ostracismo en la comunidad de Devi y Roshan, para que tengan la libertad y el privilegio de celebrar la Navidad como nosotros. 

«Cuando no conseguimos un trabajo diario, los cristianos nos ayudamos los unos a los otros».


Una nueva (y mejor) educación 

Dios tenía planes incluso mayores para esta familia. Cuando los colaboradores locales de Puertas Abiertas supieron de la situación de los cristianos en este pueblo indio, muchos de ellos rechazados por otras comunidades, acudieron inmediatamente para averiguar cómo poder hacerles llegar ayuda.  

«Recibí productos básicos como arroz, patatas, aceite, azúcar, jabón, ropa para los niños y sábanas», agradece Devi. Otros cristianos perseguidos recibieron los mismos productos de primera necesidad, pero este fue solo el primer paso. 

Los colaboradores de Puertas Abiertas vieron que los chicos de estas familias cristianas solo querían ser tratados como los otros niños; querían recibir el regalo de un futuro mejor. Por ello, crearon una Escuela Puente en esta comunidad aislada y marginada.  

Cuando Roshan se enteró de este nuevo centro escolar cerca de su pueblo, le entró la curiosidad. En aquel momento, su día a día consistía en recoger leña, transportar agua en los hombros y esperar a que su madre volviese a casa. Ahora, tenía la oportunidad de estudiar.  

«Jesús me ama» 

Todos los niños tienen el derecho a aprender; para Roshan, significa una oportunidad para crecer. Devi nos cuenta: «Estoy muy contenta. Gracias a la Escuela Puente, mis hijos pueden aprender, escribir y cantar. No puedo permitirme enviarlos a una escuela normal, ¡pero esta escuela le ha dado a mis hijos la oportunidad de estudiar gratis! Me alegra que este colegio no solo se centre en la enseñanza, sino que también se encargue del sustento espiritual».  

«Desde que empezó la Escuela Puente, ha habido muchos cambios en los niños: en su forma de vivir y de hablar entre ellos».

Esta madre india también quiere extender su agradecimiento: «Estoy muy agradecida a nuestros hermanos que nos ayudaron a construir la Escuela Puente. Y a los profesores, que se desviven por educar correctamente a estos pequeños y hacerles saber que Jesús los ama». 

«Hay 29 estudiantes de distintas comunidades y religiones», explica Aarti*, maestra de Roshan. «Como docente, espero que mi escuela pueda hacer que el futuro de los niños mejore, ya sea para sus estudios superiores, para el ministerio o para la sociedad. Siempre oro para que estos niños restauren las partes rotas de este mundo y difundan el mensaje de amor de Jesús. Desde que empezó la Escuela Puente, ha habido muchos cambios en los niños: en su forma de vivir y de hablar entre ellos. Incluso los padres han aprendido a hablar entre ellos y a tener amistades».  

«Mi maestra dijo que Jesús me ama, como dice mi madre», recuerda Roshan. Y al preguntarle qué es lo que más disfruta de la escuela, contesta: «Me gusta jugar al fútbol, porque en esta escuela puedo tener amigos que juegan conmigo. También puedo estudiar, y me encanta. Mi parte favorita de ir a la escuela es aprender el alfabeto».  

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La Navidad en la Escuela Puente 

Hay un periodo del año que es particularmente especial para Roshan. «Mi parte favorita de la Navidad en la escuela es poder cantar y bailar y celebrar el nacimiento de Jesús con los demás», asegura.  

«Les enseñamos a los niños la historia de la Navidad», añade su maestra. «Los padres estaban tan interesados que vinieron para ver a los niños actuar, cantar y bailar».  

Ahora que viven en una comunidad cristiana, la Navidad es un momento alegre que Roshan y su familia pueden celebrar públicamente con otros.  

«Mi parte favorita de la Navidad en la escuela es poder celebrar el nacimiento de Jesús con los demás».

«Durante estas fechas, compartimos tiempo con otros creyentes del pueblo», asegura Devi con alegría. «Todas las familias se juntan, cantan villancicos, escuchan la palabra de Dios, cocinan juntos y se lo pasan muy bien».  

Aunque los recursos son limitados, las familias hacen que la Navidad sea especial a su manera: distribuyen bombones a los más pequeños, cantan villancicos y comparten el mensaje de Cristo. Se reúnen con alegría, traen sus propios manjares locales y tienen comunión unos con otros. Para ellos, esta es su comunidad de fe. 

Una comunidad fuerte pero necesitada 

Estar en esta comunidad cristiana es un regalo para esta pequeña familia, pero el pueblo está lejos de ser lujoso; sin duda, viven en la pobreza extrema. «No tenemos ni electricidad, ni agua, ni calles, ni instituciones médicas», dice Devi.  

Moverse por el pueblo durante el periodo de lluvias es complicado, y los transportes solo están disponibles dos veces al día. Los colaboradores de Puertas Abiertas están averiguando cómo suplir agua potable al pueblo. Hay muchas otras zonas donde las familias cristianas marginadas viven en condiciones similares de pobreza. Así como Devi y sus hijos esperan en Cristo, muchos otros viven por fe en situaciones peligrosas y difíciles.  

«La parte más importante es que Dios no necesita ninguna ofrenda, ningún sacrificio, o dinero para amarnos. Él nos amó tanto, que pagó ese precio en la cruz», confiesa Devi. «Cuando era hinduista, ofrecía muchos sacrificios y donaba dinero para que se rezara por mi familia o por mis hijos. Pero ahora sé que Jesús oye mis oraciones, y que envía a gente como vosotros para ayudarnos».  

«A través de Puertas Abiertas, mis hijos han tenido acceso gratuito a la educación, el privilegio de crecer y la oportunidad de construir su futuro».

Devi sigue: «Mi versículo favorito de la Biblia dice “alabad a Jehová, porque Él es bueno” (Salmos 106:1). Estoy aprendiendo a agradecer a Dios en toda situación, porque, en verdad, Él es bueno. Él ha hecho cosas buenas por nosotros a través de los colaboradores de Puertas Abiertas. Veo cambios en mis hijos y en mí misma. Dios está constantemente transformando mi vida.  
 
Una oración por Roshan
Señor, te doy muchas gracias por la fe tan valiente de Devi y cómo han podido verte sus hijos a través de ella. Te pido que Roshan pueda conocerte más profundamente y que le regales a él y a muchos más niños de la India una nueva comunidad y una mejor educación donde no sólo no sean marginados por seguirte sino que también puedan impactar las vidas de muchos otros niños. Cubre todas las necesidades de estas Escuelas Puente y crea una inspiradora celebración de la Navidad este año. Amén. 

Considero que los hermanos y hermanas que nos apoyan son como instrumentos de Dios y como mensajeros de Su amor. A través de los colaboradores de Puertas Abiertas, mis hijos han tenido acceso gratuito a la educación, el privilegio de crecer y la oportunidad de construir su futuro».  

La profesora de Roshan se une a este mensaje de esperanza contra la marginación infantil. «Estoy muy contenta y agradezco a aquellas personas que nos están apoyando con el sustento y alivio económico. Eso me alegra mucho. Que Dios os bendiga. Espero que en el futuro nos sigáis ayudando a educar a estos niños». 

Por favor, sigue orando y apoyando a jóvenes creyentes como Roshan. Con tu ayuda, podrán crecer hacia un futuro mejor. Muchos niños necesitan el mismo apoyo que Roshan está recibiendo, y más: una educación, una comunidad y ocio, y una segunda oportunidad a largo plazo. Tú puedes ayudar a preparar a la próxima generación de cristianos para seguir a Jesús a pesar del rechazo y la persecución que enfrentan. 

Así cambian vidas las Escuelas Puente en India 

Las Escuelas Puente son una de las formas en que los colaboradores de Puertas Abiertas apoyan a los niños cristianos perseguidos en toda la India, tal y como explica Priya Sharma*, colaboradora local de Puertas Abiertas:  

«Las Escuelas Puente suelen impartir clases de refuerzo a niños que estudian en escuelas gubernamentales o de distritos, aunque a veces son la única educación disponible para los niños que asisten. Su objetivo es ofrecer una educación de calidad a niños desfavorecidos o discriminados por su fe cristiana, con el objetivo de reforzar las bases sentadas por el sistema educativo existente». 

«Se llaman Escuelas Puente porque reducen la distancia entre los cristianos y otras confesiones. Estas escuelas no sólo atienden a niños perseguidos por su fe en Dios, sino también a niños de otras confesiones. Los padres y niños de otras confesiones se acercan a las Escuelas Puente porque ofrecen educación gratuita y un espacio donde la armonía comunitaria es una realidad». 

«Por ejemplo, en la escuela de Roshan los niños reciben educación básica, además de formación en habilidades sociales y físicas. También hay actividades espirituales, como oraciones y canciones neutrales para todas las comunidades religiosas. Aun así, no se obliga a los niños de otras creencias a participar». 

«Sin estas Escuelas Puente, los niños desfavorecidos de la India no podrían recibir la educación básica que las escuelas normales a veces no les dan. Sus padres tendrían que gastarse una fortuna en clases de recuperación en otros centros de aprendizaje, donde también podrían ser discriminados por su fe». 

A través de nuestro ministerio, apoyamos actualmente 20 Escuelas Puente en la India. La mayoría de ellas tienen dos o tres grupos de clases, a las que asisten más de 600 niños. El objetivo y motivo de oración es ampliar el número de estos colegios a 50 o más, para poder atender a más niños en el futuro. 

*Nombres ficticios e imágenes representativas utilizados por motivos de seguridad.