Cuando Sarah se convirtió al cristianismo en Egipto, su marido musulmán le propinó una paliza, se divorció de ella y desapareció con los hijos, dejándola sola y vulnerable.
Para escapar de las amenazas de muerte de sus vecinos extremistas, se vio obligada a renunciar a su trabajo y mudarse a otra ciudad. Allí conoció a Shereen y su ministerio de seguimiento y apoyo para cristianas perseguidas como ella, con sesiones
de atención postraumática Así hasta que, por fin, pudo recuperar a sus dos hijos. Ahora, necesita tu ayuda para levantar esta familia.
Puertas Abiertas trabaja a través de colaboradores locales en Egipto para ayudar a cristianos como Sarah con educación, reconocimiento de derechos básicos, asistencia médica y ministerios para jóvenes, familias y mujeres.
Con 55 € podríamos ayudar a un cristiano clandestino a establecer un medio de vida autosostenible, aportándole seguridad económica a largo plazo.
Por favor, vela por nuestros hermanos perseguidos en la clandestinidad para que puedan subsistir en secreto y mantengan firme su fe en Jesús, sabiendo que no están solos.