Reflexiones India | 18 diciembre 2021

«Sí, Bijli, Jesús siempre está contigo».

«Mamá, me han pegado. Dicen que somos cristianos».

 

 

«Las dificultades de la vida vienen para producir un beneficio posterior. Necesitamos experimentarlas para poder soportar mejor el futuro en el que nos acecharán tribulaciones mucho mayores que las del presente. Los caminos fáciles, carentes de piedras agudas no preparan al peregrino para la cansadora subida “al monte de la dificultad”» M. Taylor.

Como súbditos del reino celestial de nuestro Dios y peregrinos en un mundo repleto de tropiezos y maldad, podríamos hacernos las siguientes preguntas en relación con el sufrimiento al que muchas veces nos enfrentamos y acerca de las cuales no siempre hallamos una respuesta clara: ¿Es que no hay final para mi tribulación? ¿No habrá límites para mis aflicciones?

Sin duda alguna, las respuestas a esas preguntas nos vienen concedidas por las generosas promesas registradas en la Palabra de Dios. Podemos estar seguros de que Dios conoce nuestras preocupaciones y flaquezas. Podemos estar seguros de que tras la oscura noche vendrá la mañana repleta de esperanza y nuevas fuerzas. Podemos estar seguros de que hay límite para la tribulación de sus hijos.

«No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.» 1ªCor. 10:13

Aunque la dureza de la situación pueda parecer incomprensible y en apariencia injusta para aquellos que han elegido el camino del Señor, cuando se haya cumplido el propósito para el cual ha sido permitida, este es, el propiciar en nosotros la purificación, así como el oro es purificado, esta llegará a su fin y entonces podremos testificar y dar gloria a Dios por su gracia y bondad.

A pesar de lo que Bijli, una chica de once años perteneciente a una familia cristiana de trasfondo musulmán en Bangladesh está sufriendo por su fe, el consuelo y provisión sobrenatural de Dios en su vida es claramente visible.

«Mis amigos no quieren jugar conmigo. Me empujan», dice. Su madre, Maya, explica que a veces Bijli llega a casa llorando porque sus supuestos amigos la han atacado. «Bijli viene y dice: “Mamá, me han pegado. Dicen que somos cristianos. No nos permiten unirnos a ellos”».

¿Qué respuesta es posible dar a una niña ante tales acontecimientos? ¿Acaso Dios la ha abandonado? ¿Acaso Dios desea el sufrimiento de sus hijos?

Un poco de tiempo después, en la celebración de una fiesta navideña organizada por los colaboradores de Puertas Abiertas en la zona, tuvo la ocasión de sentir que Jesús estaba tan presente en su vida como cualquier otra cosa real para ella.

En la reunión, uno de los líderes anunció por el micrófono: «Estamos aquí para celebrar a Emmanuel; cuando Jesús nació. ¡Dios vino para estar con nosotros y está con nosotros todo el tiempo! ¡Él promete no dejarnos nunca!».

«¿Está incluso con nosotros en el pueblo?», le preguntó Bijli a su madre, susurrando. «Sí, querida», le respondió. ¿Incluso cuando estoy en la escuela? Sí, Bijli. Jesús siempre está contigo».

Definitivamente, nuestras dificultades, las piedras que hemos hallado en nuestro camino cristiano no deben ser consideradas como pérdidas sino más bien todo lo contrario: aquello que puso a prueba nuestra fe y paciencia será precisamente el cimiento sobre el cual podremos construir una mejor y más fuerte confianza en aquel que está y estará siempre con nosotros.

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