En momentos donde la necesidad acecha a los cristianos de medio mundo, el resto de la familia de la fe tiene ante sus manos una oportunidad única. No puedo imaginar el momento de llenura absoluta cuando podamos oír las palabras de un Jesús sentado en su trono real, diciéndole a su pueblo que la ayuda aún al más pequeño de sus hermanos va a ser recompensada de una manera tan grandiosa.
Es una oportunidad única la que nuestros colaboradores en India están aprovechando de saciar el hambre y mitigar la necesidad del mismo Cristo, a través de la atención a los más humildes y puros de los seres humanos, los niños.
Y es que, a medida que la situación económica de la India sigue empeorando con una tasa de desempleo cada vez más alta, los colaboradores de Puertas Abiertas siguen llegando a más creyentes en la India con el amor de Cristo. Y en esta ocasión a los niños.
La semana pasada, el equipo tuvo un día maravilloso con los niños de las escuelas. Recorrieron los pueblos hasta los centros donde se impartían las clases a los niños cristianos locales. El día estuvo lleno de risas y diversión donde interactuaron con los niños concienciándoles acerca de la situación del coronavirus.
En la actualidad, estos centros están cerrados debido al confinamiento, pero los niños se reúnen para breves sesiones de oración por las personas afectadas por la pandemia y para aprender juntos versículos bíblicos de memoria.
David, un miembro del equipo nos comparte: "Organizamos esta jornada con los niños porque queríamos comprobar si sus familias estaban bien, ya que son muy pobres y a menudo habían sido discriminados y perseguidos por su fe. Al hablar con ellos, descubrimos que no tenían suficiente comida porque sus padres no tenían trabajo, ya que la mayoría de las familias recibían un salario diario como trabajadores.”
Más tarde fuimos a las casas de estos niños, donde les proporcionamos paquetes de comida a sus familias.
En una familia donde había cuatro niños, cuando les dimos la comida, toda la familia se arrodilló, incluyendo los niños, y agradeció al Señor por la provisión. La más pequeña dirigió la oración y dijo: "Gracias Señor, nos has proporcionado esta comida en tiempos de necesidad. Estamos tan felices ahora que no habrá más escasez de comida en nuestra casa."
En otra familia, una niña pequeña, Shashikala* oró: "Querido Señor, nuestro Rey, gracias por estas personas que quieren ayudarnos. Bendícelos, satisface todas sus necesidades; tócalos, mantén tus manos sobre sus cabezas. Si están enfermos, cúralos. Cúbrelos bajo tus alas Señor..."
Además de esto, los colaboradores del ministerio fueron capaces de llegar a otra comunidad de cristianos pobres, a los cuales se les proporcionó comida para un mes. Los niños de estas familias agradecieron a Dios y leyeron el Salmo 23 y el Salmo 121 alabando a Dios con lágrimas por su provisión.
Recordemos que hacer el bien y atender las necesidades de los más vulnerables de nuestros hermanos, no solo provocará sus lágrimas de agradecimiento, sino que llegará hasta lo más profundo del corazón de Cristo.