Reflexiones 11 julio 2020

Refugios infantiles. Una segunda oportunidad para Abnober.

¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano? Is. 58.

 

 

¿Se agradará Dios de una excelente liturgia si pasáramos por alto el clamor del necesitado o la aflicción de los esclavizados por el pecado? Como Dios le dice a su pueblo a través del profeta Isaías, la verdadera piedad no se manifiesta mediante rituales o antiguos sacrificios, sino amando Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno mismo.

Esta es la realidad que Puertas Abiertas trata de poner en marcha con las escuelas y refugios infantiles en Colombia. Una atención que como en el caso de nuestro hermano Abnober, y a pesar de su juventud, ha supuesto para su vida una segunda oportunidad.

Abnober es un creyente de veintidós años de origen indígena en Colombia. Durante su infancia, su vida fue difícil: su padre bebía mucho y él mismo encontró consuelo en el alcohol y las drogas cuando tenía sólo 12 años. Su madre conocía a Dios, pero no practicaba su fe debido a la persecución que sufrían los creyentes de su tribu indígena.

A los 14 años, sus padres lo enviaron al Centro Infantil, un hogar y una escuela administrados por Puertas Abiertas, y su vida dio un giro. Además de recibir una buena educación, se entregó a Jesús, y cuando sus padres vieron lo mucho que Dios había hecho en su vida, se convirtieron en cristianos también. Hoy en día está estudiando informática.

Después de llegar a la escuela, Abnober rápidamente comenzó a cambiar. "Para mí, este lugar es una gran bendición, porque desde que llegué, he aprendido muchas cosas. La educación en mi comunidad no es tan buena como aquí. Aprendí sistemas, a trabajar en equipo y conocí gente que ama a Dios. Me hizo crecer más en el conocimiento del evangelio, en mi vida espiritual... Es como mi segundo hogar".

Después de un año de estudiar lejos de su familia, Abnober pasó las vacaciones en su casa. "Vieron el cambio: en un año era una persona muy diferente. La comunidad reconoció que había cambiado mucho. Dios es bueno conmigo y sé que está conmigo”

Este cambio en Abnober causó un cambio en su familia, ya que vieron el poder de Dios trabajando en él. Su madre comenzó a vivir la fe que había conocido durante tanto tiempo, y su padre también llegó a la fe. "Agradezco a Dios que mi familia sea ahora cristiana".

Sin embargo, esto también trajo problemas para la familia de Abnober. "Mi mamá tenía un trabajo como líder en el cuidado de los niños, pero fue despedida porque creía en Dios. Empezó a hablarles a los niños sobre Jesús, pero los líderes de la tribu no querían eso". A pesar de todas estas dificultades, Abnober sabe que Dios está cuidando de él y su familia. "Dios es bueno conmigo y sé que está conmigo".