Nuestros colaboradores locales en el sur de África nos piden que levantemos oraciones por nuestra familia en el norte de Mozambique. Según los informes que nos han transmitido, la insurgencia islámica se está intensificando con varios ataques vinculados al grupo Estado Islámico en las provincias de Cabo Delgado y Nampula, ambas en el norte de Mozambique.
Este año, la región ha sido testigo de muchas más dosis de violencia. El 6 de mayo en la aldea de Siriba, en Cabo Delgado, 183 casas fueron quemadas hasta los cimientos. Según nuestros informes desde el terreno, muchos cristianos seguían escondidos en el momento de este ataque. Un día antes, el 5 de mayo, los extremistas atacaron las aldeas de Mopanha y Nanua. Al parecer, el grupo radical Estado Islámico reivindicó la autoría del atentado y el incendio de varias clases y una iglesia. Los colaboradores locales de Puertas Abiertas no pudieron medir con certeza el alcance de la destrucción ni cuántas personas murieron.
La quema o profanación de iglesias se ha convertido en una carta de presentación habitual en estos ataques. En abril, nuestros colaboradores también informaron de ataques yihadistas en la aldea de Nassua, en la provincia de Nampula. Según contactos locales, los extremistas retiraron una cruz de una iglesia del pueblo y prendieron fuego a este centro cristiano y a casas pertenecientes a los creyentes.
Si continúan ataques como éste, la portavoz del trabajo de Puertas Abiertas en África Subsahariana, Jo Newhouse, avisa que las «zonas del norte de Mozambique podrían quedarse sin ninguna presencia cristiana».
Su advertencia es preocupante, teniendo en cuenta que el cristianismo es la religión mayoritaria en este país africano, con más de la mitad (56%) de la población nacional.
«Las zonas del norte de Mozambique podrían quedarse sin ninguna presencia cristiana»
Jo Newhouse, portavoz de Puertas Abiertas en África Subsahariana
Los medios de comunicación y nuestros colaboradores informaron de que, en la madrugada del viernes 10 de mayo, los extremistas islámicos lanzaron un ataque contra la ciudad de Macomia, en la provincia de Cabo Delgado, rica en petróleo. Los informativos nacionales confirmaron que los yihadistas ocuparon la ciudad hasta las 2 de la tarde, haciendo huir a la población de sus hogares.
En un discurso televisado ese mismo día, el presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, confirmó que las fuerzas armadas del país estaban luchando contra los insurgentes islamistas. «Macomia está siendo atacada desde esta mañana. Aún continúa el intercambio de disparos», declaró el presidente Filipe, añadiendo que los soldados radicales se retiraron inicialmente tras unos 45 minutos de lucha, pero luego se reagruparon y regresaron.
El 11 de mayo, el Club de Mozambique informó de que los habitantes habían empezado a regresar a sus casas. La ciudad se encuentra a solo 150 kilómetros al sur de Macimboa da Praia, donde los extremistas llevaron a cabo su primer ataque en Mozambique en 2017. Hasta entonces, este país del sureste de África se había mantenido prácticamente sin incidentes.
Pero desde entonces, una oleada de violencia ha aterrorizado varias zonas de Mozambique, mientras continuaban los ataques esporádicos. En el punto álgido de la insurgencia, entre 2021 y 2022, más de un millón de personas se encontraban desplazadas en el norte del país. ACNUR calcula que 582 000 seguirán expulsadas de sus hogares a principios de 2024.
«El impacto de estos desplazamientos no es sólo físico, sino también emocional», añade Newhouse. «Seguimos recibiendo informes de que las iglesias están abrumadas por el nivel de trauma que han experimentado los creyentes. Muchos han sido testigos de horribles ataques a manos de los yihadistas, han perdido a sus seres queridos, sus medios de vida y toda percepción de seguridad».
Aunque algunos afectados han intentado regresar a sus hogares o reiniciar sus vidas en algún lugar que esperaban fuera más seguro, estos nuevos ataques vuelven a traumatizar a muchas personas y empobrecen aún más a unas comunidades que ya tienen dificultades de por sí, tal y como denuncia Newhouse.
Puertas Abiertas comenzó a apoyar a los cristianos en Mozambique en 2020 y, a través de varias iglesias locales asociadas en la región, seguimos proporcionando ayuda de emergencia y apoyo a largo plazo a los cristianos afectados por la creciente violencia extremista en el norte del país.
Señor, gracias porque sé que estás con los que sufren y con los que pierden hasta su hogar, pero no pierden la fe. Te pido que te sientan muy cerca y que les ayudes en su recuperación del trauma y de sus condiciones de vida dignas. Dales ánimos y un sustento duradero. Guía a los pastores para transmitir tu amor y cercanía a los creyentes y ciudadanos del norte de Mozambique, y protege a los cristianos del país. Por favor, haz que cesen estos ataques y moviliza a los gobernantes para que se esfuercen por ello. En el nombre de Jesús, amén.