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Historias 03 julio 2025

No puede ocultarlo

Yasin había escondido su Biblia y su fe por la persecución en Irak, pero asegura que Dios le ha llamado a revelar su esperanza a todo el mundo, ¡y nos necesita para ello! 

 

 
El hecho de tener una Biblia escondida en su casa de Irak ya suponía un grave peligro para Yasin. Pero cuando se atrevió a revelar este secreto a su familia, la amenaza de la persecución aumentó. Este cristiano clandestino tenía muchas ganas de compartir su nueva fe, pero sabía que revelarla supondría arriesgarlo todo. Ahora necesita tu apoyo para seguir compartiendo en Irak la esperanza que tiene gracias a Jesús.
 
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Tras un largo día en los campos del norte de Irak, el rebaño de ovejas está a punto de llegar a casa. Yasin*, el pastor que cuida de estos animales, los guía a casa mientras el sol comienza a ponerse, dibujando una hermosa silueta de las ovejas y su pastor. 

Aunque Yasin cría su propio ganado en pleno siglo XXI, escenas como esta se podían ver en la región hace cientos e incluso miles de años. El brillo dorado de los últimos rayos de sol tocando a las ovejas y, finalmente, el sol ocultándose en el horizonte. Es una visión pacífica en una región que rara vez ha conocido la paz en los últimos 20 años. 

La paz tampoco ha sido una palabra que defina la vida de Yasin, un cristiano de unos 50 años que se convirtió del islam. Señala las montañas mientras nos dice: «Encontré muchas montañas en mi vida, pero Dios me ayudó a mover montañas». 

Incluso ahora, Yasin vive en constante peligro. No puede mostrar su rostro ni dar su verdadero nombre. ¿Por qué? «La gente podría matarme», dice simplemente. 

Y, sin embargo, este hombre que cuida rebaños de ovejas también tiene el valor suficiente para compartir su milagrosa historia de fe, dolor y esperanza.

«Si revelo mi nombre o mi rostro, la gente podría matarme» 

Una larga historia y cuestiones de fe 

La historia del cristianismo en Irak se remonta al primer siglo. En este país sobre el que habla la Biblia cuando menciona los ríos Tigris y Éufrates, ahora hay principalmente dos grupos que siguen a Jesús.  

Por un lado, hay cristianos nacidos en familias cristianas, a menudo pertenecientes a iglesias católicas y ortodoxas y de origen asirio o caldeo. Son mayoría entre los seguidores de Jesús en Irak. Estos cristianos gozan de libertad de culto, tienen iglesias y suelen vivir en zonas donde la mayoría procede del mismo entorno. La principal limitación de su fe es que no se les permite evangelizar; por ejemplo, no pueden compartir su fe con personas musulmanas o yazidíes. 

El otro grupo principal son los cristianos que se criaron en familias musulmanas pero se convirtieron y ahora siguen a Jesús. Estos se enfrentan a una feroz persecución. Incluso pueden pagar con su vida por su nueva fe. Yasin es uno de ellos: un hombre rechazado por su familia, golpeado por su hermano y amenazado de muerte varias veces. 

Cuando se sienta a hablar en su salón, amueblado con sencillez, en la campiña iraquí, demuestra ser un hombre tranquilo. Sus grandes manos están llenas de arañazos (son las manos de alguien que cuida ovejas) y subrayan sus palabras cuando habla pensativo. 

¿Por dónde empezar su historia? Piensa un rato, se echa hacia atrás y dice: «Crecí en una familia musulmana. Mi actitud y mi comportamiento eran tribales y violentos. Me educaron así. Pensaba que era la forma correcta y lógica [de vivir]. Hasta que me hice adulto, seguí la ley islámica y fui a la mezquita, pero no me sentía cómodo con ello. 

Hubo un tiempo en que estaba rodeado de mulás [clérigos islámicos, formados en el Corán y la tradición islámica]. Pasé mucho tiempo con ellos. Sinceramente, iba a la mezquita y cumplía [todos mis deberes religiosos], pero lo hacía por el bien de mis amigos. No era porque creyera en ello. No tenía mucha fe en el islam». 

En todas las religiones y en todas las culturas, la presión de los compañeros o de la familia lleva a la gente a hacer lo que se espera de ellos. «Para mis amigos y para mí, era como una competición», asegura Yasin. «Era una tradición [ir a la mezquita], pero no una verdadera adoración. Si mis amigos iban a la mezquita, yo también iba. No era porque me gustara el islam... No me gustaba». 

De hecho, como residente en Irak, ha visto cómo se ha utilizado el islam para infligir daño. Señala en concreto la campaña Anfal de 1988, en la que los baasistas iraquíes (el partido del régimen de Sadam Husein) atacaron a los kurdos que vivían en zonas rurales. Intentaban arabizar zonas de la provincia de Kirkuk e hicieron promesas religiosas a los kurdos para que les ayudaran. Según informes de organizaciones de derechos humanos, murieron entre 50 000 y 100 000 kurdos. 

«Cuando la masacre de Anfal afectó a los kurdos, nadie en el mundo árabe e islámico se alteró», afirma Yasin. «Me dije a mí mismo: Esto no puede ser Dios. Si hubiera un Dios, ¿por qué se produjo la masacre?». Quería entender por qué los kurdos eran objeto de esta injusticia por parte de otros musulmanes. 

A menudo discutían sobre la fe. Yasin estaba convencido de que Dios existía. «Pero yo no sabía quién era Dios», reconoce. «Porque solía leer mucho el Corán. Descubrí que esto no era bueno para mí; no me sentía cómodo con ello. Sabía que [el Dios del Corán] no es Dios». 

Empezó a acudir a Dios y a hacerle preguntas. «Discutía mucho con Dios», recuerda Yasin. «Le dije: 'Dios, si existes, no quiero pecar, quiero vivir contigo. Te pido que te muestres ante mí’». 

Pero no hubo respuesta. 

«Después de dos años pidiéndoselo a Dios, empecé a ir menos a la mezquita», cuenta Yasin. «Mis amigos me preguntaron por qué y les dije que estaba ocupado con el trabajo». 

Yasin puede haber sentido que había terminado con Dios. Pero Dios aún no había terminado con Yasin.

La respuesta que tanto esperaba

Aunque empezó a disminuir sus visitas a la mezquita, Yasin siguió orando: «Si de verdad eres real, Dios, quiero vivir contigo. Demuéstrame que existes. No quiero ser tu enemigo. Quiero vivir contigo». 

Y entonces, Dios respondió. 

«Estaba durmiendo, y tuve un sueño y vi que todo el mundo estaba reunido. La gente estaba en dos grupos, uno negro y otro blanco. Y yo no entendía qué era aquello. ¿Eran ejércitos luchando entre sí? Me alejé de ellos y no sabía qué hacer. 

Vi a alguien que venía hacia mí. No puedo describir lo hermoso que era. Tenía el pelo largo y llevaba un pañuelo en la cabeza. Era tan hermoso que no podía dejar de mirarle. Me puso la mano en la cabeza y me dijo: 'Tú eres mi hijo amado; soy el camino, sígueme'. Le pregunté: ‘¿Adónde voy?’. Me dijo: ‘Sigue a la oveja blanca’». 

Cuando despertó, Yasin estaba confuso por el sueño y no sabía qué hacer. Preguntó a un amigo que conocía bien el islam. «[Me dijo]: 'No te preocupes demasiado, el diablo te ha dado este sueño'». Pero Yasin no estaba convencido. «En mi corazón, sabía que esto no venía del diablo». 

Por ello, decidió pedir consejo a otra persona. «Conocía a un cristiano en el pueblo. Era muy amigo de mi padre. Fui a verle y le conté el sueño. Le pregunté si un mulá o un sacerdote podría explicarme el sueño. Me contestó que quería explicármelo él. Me dijo: 'Dios te ha revelado quién es’». 

Este amigo cristiano puso a Yasin en contacto con un pastor que tenía experiencia con otros conversos de origen musulmán. «Mi amigo me acompañó. El pastor me preguntó si era musulmán. Le dije: 'No creo en el islam ni sigo el islam. Dejé de creer en él porque vi todas las cosas malas y feas. Pero por mis antecedentes, soy musulmán'». 

El pastor se levantó, puso la mano sobre la cabeza de Yasin y empezó a orar: «Señor, te has mostrado a este hombre. Te ruego que el Espíritu Santo le guíe por el buen camino». Después de eso, Yasin fue llevado a otro pastor que era un converso del islam. 

«[Ese pastor] leyó la Biblia conmigo. Era la primera vez en mi vida que leía la Biblia. Lloré de tan hermosas que eran las palabras. Lo primero que leí en ese libro en mi propio idioma fue Mateo 5, el Sermón del Monte. Las palabras de Jesús me dieron paz en el corazón». 

En busca de Jesús clandestinamente

Ese primer contacto con la palabra de Dios dejó a Yasin hambriento de más. Pero, como a muchos otros musulmanes, le resultaba difícil entender la enseñanza bíblica de que Jesús era el Hijo de Dios. El islam enseña que Jesús es un profeta, pero equipararlo a Dios se consideraría una blasfemia.

«Empecé a hacer preguntas. Y asistí a muchas conferencias de la Iglesia cristiana». Allí comprendió la Trinidad, sobre Jesús, el Hijo de Dios, y sobre el Espíritu Santo.

«Me quedó claro que Dios es tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo», dice ahora con entusiasmo. «Los tres se completan mutuamente». Y así, Yasin se convirtió en seguidor de Jesús en 2010.      

Ora con el pastor Yang
  • Da gracias a Dios por Yasin y su valiente fe que no ha podido ocultar el mensaje de esperanza de Jesús a su aldea.  
  • Ora por protección para la mujer e hijos de Yasin, y para que no se sientan solos en medio de la persecución. 
  • Ora por los valientes cristianos como Yasin que siguen a Jesús aunque viven en los lugares más peligrosos del mundo para hacerlo, como Irak. 

La conferencia a la que asistió Yasin se organizó gracias al apoyo de los colaboradores locales de Puertas Abiertas en Oriente Medio. En 2024, unas 200 personas de Irak participaron en estas conferencias. Los encuentros ayudan a los nuevos seguidores de Jesús a comprender mejor la Biblia y las enseñanzas del cristianismo. Para personas como Yasin, estos eventos resultan esenciales para su crecimiento espiritual, y por eso los colaboradores de Puertas Abiertas siguen ofreciendo estos cursos en Oriente Medio. 

Como nuevo creyente, Yasin también quería unirse a una iglesia. Unirse a una reunión de creyentes significaba conseguir un nuevo grupo de amigos íntimos. Esto era vital para este iraquí converso porque había perdido a la mayoría de sus amigos cuando decidió seguir a Jeús. Pero ahora, a través de su iglesia, Dios le dio otros nuevos. «Se convirtieron en muy buenos amigos. Dios me estaba mostrando el camino». Yasin sentía que todas las cosas nuevas que estaba descubriendo en su vida eran (en sus palabras) «lo auténtico». 

Convertirse del islam a otra religión se considera un grave problema en Irak y en todo Oriente Medio; por ello, casi siempre va seguido de persecución. Al principio, Yasin mantuvo su nueva fe en secreto, incluso para su mujer y sus hijos. Llevó su Biblia a casa, pero había tapado el título de la misma con cinta adhesiva para que nadie la reconociera. 

Secreto palpable

Pero su familia no tardó en descubrir su nueva fe. ¿Y cómo? Esto se debió a que Dios comenzó su obra en Yasin, lo que resultó en un cambio radical de comportamiento. «Antes [de mi conversión], era una persona violenta, incluso con mi familia», reconoce. «Pero Jesús dice que debemos ser siervos. Así que empecé a servir a mi familia, y mi mujer y mis hijos empezaron a preguntarme por qué de repente me comportaba así». 

Al principio, no les dijo el motivo del cambio. Pero unos cinco meses después de su conversión reveló a su mujer que todo se debía a que conocía a Jesús. «Le dije que tenía una Biblia en casa», recuerda. «Se quedó estupefacta. Me dijo: '¿Cómo has podido traer un libro así a nuestra casa? Dios prenderá fuego a nuestro hogar'». 

Su mujer le pidió que volviera al islam. «Le respondí: '¿Qué prefieres, al hombre violento que era antes o al siervo en el que me he convertido gracias a mi nueva fe? El Evangelio me convirtió en una persona mejor». 

Al ver el cambio positivo en la vida de Yasin, su mujer y sus hijos decidieron no darle demasiada importancia. «Mientras seas bueno con nosotros, no tenemos ningún problema con que leas la Biblia. Pero nosotros no la leeremos», le dijeron a Yasin. En ese sentido, su esposa respondió muy amablemente a su conversión. Normalmente, en Oriente Medio los cónyuges optan por el divorcio cuando su marido o mujer abandona el islam. 

Después de que su mujer y sus hijos reaccionaran tranquilamente a su conversión, Yasin sintió la libertad de invitar a otros cristianos a su casa. «Muchos cristianos empezaron a visitarnos. También vinieron pastores, y se relacionaron con mi familia. Mi mujer y mis hijos vieron que los cristianos son gente de confianza; a mis hijos les cayeron bien». 

Sin embargo, su mujer y sus hijos no eran cristianos, al menos de momento. Así que, al principio, Yasin se enfrentó solo a toda la persecución. 

«Le dije que tenía una Biblia en casa. Se quedó estupefacta. Me dijo: '¿Cómo has podido traer un libro así a nuestra casa? Dios prenderá fuego a nuestro hogar'»

  

«Mi hermano vino a matarme»

En otros aspectos, el comportamiento de Yasin fue llamando cada vez más la atención de la comunidad familiar. La gente que le rodeaba empezó a preguntarse por qué ya no iba a la mezquita y a preguntar: «¿Por qué ya no rezas y por qué pasas tiempo con cristianos?». 

«La mayoría de la gente de mi pueblo aún no sabía que yo era cristiano, pero había algunos con los que había hablado que sí lo sabían. Un día, mi hermano vino a visitarme. El mulá le había dicho que yo distribuía Biblias y que me detuviera. Mi hermano vino e intentó matarme varias veces. Una vez me rompió la nariz». 

Pero eso no fue todo. «Lanzaron una bomba incendiaria contra mi casa», recuerda Yasin. Por suerte, el cóctel molotov no incendió su hogar. Recibí una carta amenazadora», continúa. «En pocas palabras, decía: 'Si no abandonas el cristianismo, te mataremos’». 

¿La respuesta de Yasin? Como muchos hombres de Oriente Medio, no quiere mostrar su miedo: «No me preocupé, porque Jesús dijo: 'Si permanecéis en mí, nadie podrá haceros daño'. Y yo permanezco en Él». 

Sigue citando la Biblia. Está claro que las Escrituras le han permitido vivir su fe con valentía, aunque sabe que puede costarle caro. «Jesús también dice: 'Quien elija este mundo y la vida, perderá su vida; quien deje su vida por mí, obtendrá la vida eterna'», afirma. «Como Jesús se había convertido en lo más importante para mí, no me preocupé de nada más». 

Pronto, Yasin se dio cuenta de que la persecución no le afectaría sólo a él. Llevaba años orando para que su familia conociera a Jesús, y Dios empezó a tocar los corazones de sus seres más queridos. 

Su hijo fue el primero en tener un encuentro divino con Jesús en 2013. «Cuando mi hijo todavía estaba en el colegio, me esforcé mucho para que leyera la Biblia. Y empezó a leerla». Yasin comenzó a llevar a su hijo a la iglesia con él en diferentes ciudades. Gracias a todo ello, su hijo se hizo cristiano. 

«Mi hermano vino e intentó matarme varias veces. Recibí una carta amenazadora. En pocas palabras, decía: 'Si no abandonas el cristianismo, te mataremos’»

Su hija tardó un año más. «Cuando le pedí que leyera la Biblia, se negó. Y yo oré: 'Señor, tú sabes que esto es para mí y para mi familia. Te sacrificaste en la cruz para redimirnos. Y quieres que mi familia se salve. ¿Qué debo hacer?’». 

Yasin sonríe al recordar lo que ocurrió a continuación. «Dios me dio la idea de pedirle que me leyera la Biblia en voz alta. Se lo pedí y, cuando empezó a leer, le encantó». 

Con el tiempo, ella también aceptó a Dios. «Mi hija estudia un máster y ahora habla de Dios a la gente y también predica como mi hijo y yo. Dios ha bendecido a nuestra familia». Cuatro años después de su hija, la esposa de Yasin también se convirtió en seguidora de Jesús. 

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No hay otro camino 

Ahora, Yasin tiene que afrontar las consecuencias de su fe para él y su familia. Por ejemplo, sus hijos, que esperan casarse, son tratados de manera discriminatoria. «Muchos hombres no quieren unir a sus hijas con ellos porque estamos considerados 'infieles'. Lo mismo le ocurre a nuestra hija: todos la rechazan. Gracias a Dios, mis hijos son felices. Creo que quien soporta fielmente las pruebas tendrá un gran lugar en el Reino de Dios». Puede que sus palabras sean positivas, pero está claro que para Yasin es duro ver cómo la decisión de sus hijos de seguir a Jesús les ha afectado tanto. 

Además, el pueblo donde vive la familia no quiere saber nada de ellos. «Estamos solos», afirma Yasin. «Yo tenía una tienda. La gente del pueblo habló de ella en las redes sociales, diciendo que soy un infiel y que la gente no debería comprarme. Tuve que cerrarla». Encontrar trabajo como converso resultó imposible. Para sobrevivir y mantener a su familia, Yasin trabaja ahora a veces como pastor, cuidando las ovejas de otros por un jornal diario. 

«La persecución es continua», añade. «Pero no hay otro camino; quiero entregarlo todo a Dios. Jesús se ofreció por mí. Fue insultado, murió en la cruz. Lo hizo todo para redimirme. No le negaré ni le dejaré, porque quien niegue a Jesús, será negado delante del Padre Celestial». 

«Dos personas de mi pueblo decidieron seguirle también y ahora van conmigo a la iglesia. Son dos de las personas que antes me insultaban»

En todos esos ataques contra él y su familia, Yasin se aferra a la palabra de Dios. «La verdad, o eliges a Jesús o eliges el mundo». Hace una pausa y añade: «Por supuesto, fue y es muy difícil. Tuve miedo en esos momentos. Incluso tengo problemas de corazón [por ello]». 

El apoyo de otros cristianos ha sido crucial en el camino de Yasin como seguidor de Jesús. Los colaboradores locales de Puertas Abiertas apoyan a su iglesia local. Y gracias a ese apoyo, Yasin ha podido participar en varios seminarios y conferencias que le han ayudado a crecer en su fe y a entender mejor el cristianismo. 

«Fueron muy comprensivos, cariñosos y respetuosos. Me pongo triste cuando no puedo ir a la iglesia. Jesús dijo a la iglesia y al pastor que me acogieran y me enseñaran. La Iglesia es la voz de Dios. Dios nos dio la Iglesia». 

Yasin también está agradecido por cómo la iglesia ha moldeado su fe y le ha ayudado a acercarse más a Dios. «La Iglesia también ayuda a los creyentes a afilarse unos a otros como el hierro. Me quedé en mi pueblo porque Jesús dijo: 'El que sea insultado a causa de mi nombre, tendrá una gran recompensa en el Cielo'. En mi pueblo, mucha gente me insultaba, y yo estaba muy contento porque sabía que tendría una gran recompensa en el Cielo. Sigo hablando de Dios. Dos personas de mi pueblo decidieron seguirle también y ahora van conmigo a la iglesia. Son dos de las personas que antes me insultaban». 

Una oveja entre lobos

En el pueblo, Yasin asegura sentirse como «una oveja entre lobos». A pesar de ello, explica: «soy muy optimista hacia el futuro. La Biblia dice que no pertenecemos a este mundo. El futuro para mí es el Reino de Dios; el mundo entero no significa nada para mí. Este mundo se desvanecerá; mi lugar está con Dios. Sé que Dios tiene una misión para mí: llevar la buena noticia a mi pueblo. Sí, he intentado muchas veces huir del pueblo, pero Dios puso en mi corazón que me quedara aquí. Sé que Dios quiere usarme aquí para revelar su esperanza». 

Ahora, Yasin espera que Dios se muestre a los vecinos como lo hizo con él. «Oro mucho por ellos, tengo la esperanza de que se salven y de que todos se hagan cristianos». 

Yasin también sigue sintiendo el dolor de haber sido abandonado por su familia. «Mi madre no me habla desde hace 14 años. Pero Jesús se sacrificó por mí. Le quiero más que a mi madre. Quiero a mi madre, pero si mi madre me dice que deje a Jesús y vuelva con ellos, no renunciaré a mi fe». 

«Os pido que oréis para que Dios me dé fuerzas para poder hablar de Él al mayor número de personas posible»

Una oración por Yasin
Señor, te doy las gracias por mantener la fe de Yasin y de tantos otros cristianos de Irak en la clandestinidad y en la persecución. Te alabo porque tu nombre no tiene barreras y tu mensaje de amor llega a todas las naciones, incluso a las más peligrosas de Oriente Medio. Te pido por guía y protección para Yasin, su mujer y sus hijos. Haz que esta familia no se sienta sola y reciban las oraciones y apoyos de sus hermanos de todo el mundo. Impulsa la valiente fe de los cristianos clandestinos de estos lugares tan peligrosos, y ayúdame a participar de tu obra con ellos. En el nombre de Jesús, amén.  

Mientras continúa siguiendo a Jesús en Irak, soportando insultos, persecución y la pérdida de personas a las que quiere, nos pide por nuestras oraciones. «Os pido que oréis por mí, porque creo en el poder de la oración. Jesús dice: 'Si creéis, podéis mover una montaña y arrojarla al mar'. Os pido que oréis para que Dios me dé fuerzas para poder hablar de Él al mayor número de personas posible. Os pido que oréis para que Dios proteja a mis hijos. Muchas veces he llorado por ellos, la persecución realmente les afecta». 

Pero incluso mientras llora el dolor de la persecución y cómo ha afectado a su vida y a la de su familia, Jesús ha cambiado para siempre el corazón de Yasin, dándole incluso compasión por sus perseguidores. «Los perdono. Jesús dice: 'Perdona a tus enemigos'. También dice que somos la luz del mundo. ¿Cómo puedo ser la luz del mundo si no les perdono?». 

Puertas Abiertas trabaja a través de colaboradores locales en Irak, proporcionando apoyo práctico y espiritual a quienes siguen a Jesús a pesar del riesgo y la dificultad de ser creyente y revelar su fe. 

*Nombre ficticio e imagen representativa utilizados por motivos de seguridad. 


ORA

Da gracias por el pastor Yang y por su increíble resiliencia. Ora por perseverancia y seguridad para él y su familia.
Ora por los aproximadamente 40 000 creyentes desplazados en Myanmar, para que les llegue comida, refugio y ayuda práctica.
Ora por los cristianos de todo el mundo que han sido forzados a dejar sus casas por la violencia y la persecución, para que sepan que no están solos.

UNA ORACIÓN POR EL PASTOR YANG
 

Señor, gracias por la vida del pastor Yang y por la fortaleza que le has dado en medio de la prueba. Te pido que sigas dándole perseverancia y que protejas a su familia. Oro también por los miles de creyentes desplazados en Myanmar, para que puedan recibir alimento, refugio y ayuda concreta. Y te pidio por todos mis hermanos en el mundo que han tenido que huir por causa de su fe, para que sientan tu presencia y sepan que no están solos. En el nombre de Jesús, amén.