Noticias 03 diciembre 2022

«No somos nosotros; Dios está moviéndose entre la gente sorda»

En este Día Internacional de las Personas con Discapacidad queremos contar historias de lo que Dios está haciendo a través de los creyentes sordos en Asia Central.

 

 

En los últimos años, el equipo de Puertas Abiertas ha compartido varias historias de cómo Dios está construyendo su Reino en Asia Central utilizando creyentes sordos. Son vistos como parias en su sociedad, pero Dios los está elevando a un lugar de honor. Seguimos escuchando hermosas historias de cómo los sordos encuentran a Dios. Aquí, el trabajador de campo de Puertas Abiertas, Jan, comparte cómo Dios ha estado trabajando entre las personas sordas en Asia Central.

En 2014 conocí a creyentes sordos por primera vez en una zona rural. Me sorprendió mucho lo pura y sencilla que es su fe. Esta pequeña comunidad estaba tan dedicada y llena de amor por los demás. Es genial ver que este movimiento entre los sordos no fue planeado por ningún ser humano. Comenzó de la nada. Realmente vemos que Dios comenzó este movimiento.
 

La protección de Dios

Todavía recuerdo el primer testimonio que escuché sobre cómo Dios estaba construyendo su Reino a través de los creyentes sordos. Unos creyentes sordos sintieron el deseo de compartir el Evangelio con otros sordos en un país cercano. Por la noche cruzaron la frontera y visitaron varios vecinos para encontrar a otros sordos. Finalmente, encontraron a algunos sordos. Como parte de la hospitalidad de la cultura, tuvieron largas comidas juntos.

¡Dios estaba protegiendo a estos creyentes sordos todas estas veces de una manera especial!

Durante estas comidas, los creyentes sordos explicaban el Evangelio a través de una sencilla obra de teatro. Y durante muchas visitas a estos vecinos, los sordos llegaron a la fe en ese otro país. Pero cada vez cruzaban la frontera por la misma zona.

Una vez les paró la policía de fronteras. Y la policía se sorprendió al saber que los creyentes sordos ya habían cruzado la frontera muchas veces. «Esto es imposible», dijo la policía. «Esto es un campo de minas. No hay manera de sobrevivir a esto, cuando se toma este camino para cruzar la frontera».

¡Dios estaba protegiendo a estos creyentes sordos todas estas veces de una manera especial!

La provisión de Dios

La historia más reciente que escuché fue la de una mujer sorda, llamada Aisha*. Durante la crisis del covid-19, fue abandonada y no se le ayudó con comida y cuidados prácticos en su pueblo. Al igual que muchas otras personas sordas, fue ignorada por su comunidad: la consideraban una paria. No tenía contacto con otras personas sordas y se sentía sola y muy deprimida.

Como esta situación se prolongaba durante mucho tiempo, pensó en suicidarse. Veía que estaba totalmente olvidada y sentía que no había camino a seguir, que no había esperanza para ella. Había perdido toda esperanza, porque nadie la visitaba, nadie le prestaba atención. Y tenía mucha, mucha hambre.

Finalmente, no pudo aguantar más y decidió acabar con su vida. Cogió un bidón de gasolina y se lo echó por encima. Estaba a punto de encender una cerilla, cuando vio a una persona caminando hacia su casa. Esta persona era un creyente sordo. Entró en su casa y le preguntó qué estaba haciendo. Ella le contestó que no quería seguir viviendo así. El creyente sordo estaba de pie en su habitación, con las manos llenas de un gran paquete de comida para ella.

Tras varias horas, ella aceptó a Cristo como su Salvador, y su estómago se llenó con la comida que recibió. Ese día fue salvada dos veces.

El creyente sordo compartió cómo intentaba encontrar a otras personas sordas para ver cómo podía ayudarlas. Le habló de por qué lo hacía y le contó todo sobre el amor y el cuidado de Dios. Después de una larga conversación, ella entendió que hay un Dios que ve su lucha, su dolor, su soledad y su hambre. Tras varias horas, ella aceptó a Cristo como su Salvador, y su estómago se llenó con la comida que recibió. Ese día fue salvada dos veces.

El creyente sordo la conectó con una comunidad de creyentes sordos. Ahora se siente parte de esta comunidad y recibe ayuda práctica y suficiente comida.

Esta es otra historia de cómo Dios trabaja a través de las personas sordas. Los sordos, que son vistos como parias por su sociedad, son vistos por Dios. Él es quien cuida de ellos dándoles suficiente comida y compartiendo su amor.

 

65 €
Podrían proporcionar ayuda alimentaria de emergencia a una familia perseguida.
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