¿Rescatada, escondida… o como mártir?

Puertas Abiertas habló recientemente con uno de nuestros colaboradores de primera línea sobre una creyente secreta de Afganistán que tuvo que escapar para salvar su vida tras la salida de las tropas internacionales.

Zabi es una refugiada de Afganistán que tuvo que huir de este país tras la toma del poder por los talibanes. Es soltera, bastante joven y con buena formación. Es activa en el ámbito de los derechos humanos y, por tanto, un objetivo para los talibanes. Es posible que ya sepan que es cristiana, porque hace cinco años mataron a su padre por su fe, después de haberlo torturado durante varios meses. Hace sólo dos años, su hermano también desapareció. Al igual que Zabi, era creyente. No sabemos si tiene otros hermanos, pero la madre de Zabi sigue viva. Ella no es creyente.

Zabi está en una situación desesperada. El país en el que se encuentra, no la ayuda realmente y puede incluso expulsarla de vuelta a Afganistán, donde su vida estaría en grave peligro. Cuando las fuerzas internacionales se marcharon, Zabi estaba entre las personas que deberían haber llevado. Sin embargo, la dejaron atrás y tuvo que correr por su vida.

Dios guio a nuestros compañeros de primera línea hasta ella. Ahora están en contacto regular con Zabi. La hemos animado, hemos orado con ella, le hemos dado comida y pagamos el alquiler de su apartamento y le hemos dado algo de dinero, por lo que actualmente está a salvo y puede sobrevivir. Seguiremos ayudándola, aunque no sabemos qué le deparará el futuro.

¿Huirá a un tercer país, construirá una vida allí y trabajará por los derechos humanos del pueblo afgano desde otro país? ¿Se esconderá en el país donde está ahora? ¿Regresará a riesgo de ser martirizada, como su padre y su hermano?