Sentada en un sofá gris con el ceño fruncido, Ani cuenta las puntadas en voz baja mientras pasa la aguja por la tela blanca. Está trabajando en un bordado que expondrá y, con suerte, venderá.
En Alepo (Siria), donde ella vive, muchas familias necesitan un segundo sueldo para sobrevivir. Una década de guerra civil ha debilitado la ya de por sí difícil economía siria. Por eso, cuando Puertas Abiertas ofreció a Ani un pequeño préstamo para poner en marcha su proyecto de generación de ingresos, esta mujer de 39 años, esposa y madre de dos hijos, utilizó los fondos y sus conocimientos para poner en marcha un negocio.
Han pasado ya seis meses desde que empezó. «Al mismo tiempo que trabajo para ganarnos la vida, me puedo permitir el lujo de estar en casa ayudando a mi familia», dice sonriendo. «Cuando mis hijas van al colegio, me centro en mi trabajo».
Tal vez recuerdes la historia de Ani, que nos contó cómo su hija María resultó gravemente herida cuando su casa se vio sacudida por un bombardeo durante la guerra. Como tantos otros sirios, la familia luchaba por sobrevivir y permanecer en Alepo.
Sako, el marido de Ani, expresa el dolor de cualquier padre incapaz de dar a sus hijos una vida mejor y más oportunidades. «Hoy en día, la vida en Siria es dura», afirma. «La sensación de no poder proveer de todo a tus hijos es horrorosa».
«Siempre que oigo hablar de una próxima galería (eventos donde la gente vende sus productos hechos a mano), empiezo a preparar mis diseños y piezas de arte para venderlos allí. Mi participación en la última galería gracias a Dios fue un éxito, vendí casi todo».
La familia ha podido ahorrar dinero para pagar la matrícula escolar de sus hijas. Una parte de los beneficios de este último éxito se destinará a comprar el material escolar para el próximo curso.
Gracias a tu apoyo, la familia de Ani y muchas otras como ella pueden permanecer en Siria y seguir siendo Iglesia en su comunidad. Con los segundos ingresos de un préstamo para un pequeño negocio, cientos de familias de Siria pueden darse un respiro.
«La sensación de no poder proveer de todo a tus hijos es horrorosa»
Ani, cristiana perseguida de Siria
Ani es sólo un ejemplo de cómo Puertas Abiertas acompaña a mujeres cristianas para ayudarlas a poner en marcha pequeños negocios y mantener a sus familias en situaciones difíciles.
A ocho mil kilómetros de Ani, en las islas Comoras de África Oriental, Nura* mide la tela de un vestido que le han encargado. Con el negocio de confección de ropa que puso en marcha hace bastante tiempo, esta madre de 52 años puede mantener un hogar para ella y para su hija de 23 años. Un hogar que necesitaba desesperadamente.
Hace ocho años, Nura abandonó el islam para seguir a Jesús. Una amiga le dio a conocer la Biblia y compartió con ella el Evangelio. En las islas Comoras, los cristianos que abandonan el islam deben ocultar su fe, incluso a su familia. Cuando la madre de Nura descubrió su nueva fe, repudió a su hija y echó a Nura y a su hija de su casa. A pesar de los esfuerzos de su familia por convencerla de que volviera al islam, ella se ha mantenido firme en su fe.
En 2017, los colaboradores de Puertas Abiertas ofrecieron formación profesional a los cristianos perseguidos de la zona, y Nura aprendió a coser y a hacer ropa. Nuestros colaboradores también le proporcionaron una máquina de coser y un pequeño préstamo empresarial para poner en marcha su negocio.
«Con el préstamo pude comprar una máquina de coser y telas», agradece. «Con eso puedo hacer vestidos tradicionales para mujeres. Ellas compran las telas para que yo les cosa; a veces traen sus propias telas».
«Pero, aun así, sigue siendo trabajo, y las cosas están mejorando. Puedo vivir bien con mi hija. Así que doy gracias al Señor por todo lo que está haciendo en mi vida».
En Sudán, un grupo de 115 mujeres también están dando gracias a Dios y alabándole por cómo ha obrado a través de nuestros colaboradores locales para proporcionarles una forma de cuidar de sus familias.
Se reunieron para expresar su gratitud en un culto. Cuando nuestros colaboradores les ofrecieron formación sobre pequeños negocios, adquirieron conocimientos prácticos. Como grupo, recibieron seis máquinas de coser y 15 herramientas para hacer pasta. Además, recibieron un microcrédito de 2000 dólares para poner en marcha un negocio colectivo.
Gracias a tus oraciones y tu apoyo, estas mujeres están ahora capacitadas y equipadas para cuidar de sus familias y contribuir a su comunidad.
*Nombre cambiado por motivos de seguridad.
Señor, te damos gracias por trabajar a través de tu Iglesia para proveer un camino a estas mujeres y a muchas como ellas para mantener a sus familias y permanecer en sus comunidades, compartiendo tu Palabra. Te pedimos que sus negocios y familias prosperen. Oramos por Siria, Comoras y Sudán, por la paz en estas tierras y para que tu Iglesia en estas naciones se expanda a través de nuestras hermanas que te siguen pase lo que pase. En el nombre de Jesús, amén.