Imagina que vives en una comunidad donde deseas ayudar a tus vecinos y trabajar juntos por el bien común, siguiendo el mandato de Jeremías 29:7: «Buscad también la paz y la prosperidad de la ciudad a la que os he llevado al exilio».
Pero imagina que tu ayuda es rechazada y, a cambio, te dicen que te vayas de tu pueblo, simplemente porque sigues a Jesús.
Esta es la situación a la que se enfrentaron ocho familias cristianas del norte de Laos el pasado invierno. Estos 30 creyentes llevaban sirviendo a Dios en su aldea desde 2020. Pero en enero de este año, el jefe local reunió a todos los habitantes para dar públicamente un ultimátum a los cristianos.
«Amenazó con prohibir la entrada al pueblo a todos los cristianos a menos que renunciaran a su fe», explica Som, colaborador local de Puertas Abiertas en esta parte de Laos. «Dijo: 'No podéis vivir más en este pueblo a menos que todos os retractéis de vuestra fe en Cristo. Ahora tenemos creencias diferentes y no podemos vivir juntos'».
La mayoría de los miembros de esta tribu practican una forma de animismo, por lo que rinden honor y respeto a los espíritus. En este tipo de situaciones, la sociedad considera que las personas que deciden seguir a Jesús rechazan su herencia étnica y, por lo tanto, deben ser rechazadas por sus comunidades.
Este tipo de discriminación puede ser devastadora para las personas que dependen de la agricultura para su subsistencia: ser expulsado de la comunidad significa la pérdida de ingresos y de cualquier estabilidad en sus vidas.
«Amenazó con prohibir la entrada al pueblo a todos los cristianos a menos que renunciaran a su fe»
Som, colaborador local de Puertas Abiertas en esta parte de Laos
A pesar de esta amenaza, los cristianos de Laos se negaron a renunciar a su fe.
Som relata así la respuesta de la siguiente manera: «A pesar de la orden, los creyentes locales declararon: 'No podemos volver al animismo; seguiremos creyendo en Jesucristo. Podemos seguir viviendo en la misma comunidad y continuar ayudándonos mutuamente'».
El problema no se resolvió y finalmente se elevó a la jurisprudencia del distrito. Esto se tradujo en que representantes de toda la zona se reunieran para intentar encontrar una solución. «El 2 de febrero de 2024 se llevó a cabo una conferencia», nos cuenta Som. «Asistieron la policía del distrito, las autoridades locales, los líderes del pueblo y los cristianos. Al principio, los aldeanos no permitieron que los creyentes permanecieran en el pueblo. Sin embargo, las autoridades afirmaron que ambas partes podían coexistir. Pero los aldeanos rechazaron la decisión, lo que hizo que la reunión se extendiera».
Finalmente, se llegó a un compromiso. «Los aldeanos permitieron que los creyentes vivieran en el pueblo, pero no en la zona comunitaria», explica Som. «Se obligó a los cristianos a trasladar sus hogares fuera de los límites del pueblo».
Aún así, los creyentes de este poblado están agradecidos a pesar de haber sido expulsados de las fronteras del mismo. «Damos gracias al Señor por el éxito de la reunión. Es un alivio que los creyentes puedan seguir viviendo en su pueblo, aunque sea en las afueras. Oramos para que el Señor bendiga a los aldeanos de buen corazón y traiga paz a la comunidad. Por favor, orad para que estos cristianos sean sal y luz en su propia comunidad y hablar de Dios a los no creyentes».
Además, gracias a las oraciones y apoyos de personas como tú, los colaboradores de Puertas Abiertas pudieron ayudar a proporcionar materiales para construir nuevas casas en el área ubicada en las afueras de la aldea. «Ahora estos creyentes tienen un nuevo lugar cómodo para dormir y una zona segura para reunirse para el culto», asegura Lamthan, otro colaborador de Puertas Abiertas en la región.
Esta situación es un recordatorio del dolor al que se enfrentan nuestros hermanos en Laos, que arriesgan tanto por seguir a Jesús. Pero damos gracias a Dios porque pudieron encontrar una solución. Por favor, sigue orando por ellos mientras lidian con el rechazo de su propia comunidad en este país que ocupa el puesto 21 en la Lista Mundial de la Persecución 2024.
Señor, te doy gracias por acompañar a estos creyentes marginados durante el juicio y en esta nueva etapa fuera del poblado. Admiro su fe y su esperanza tan inquebrantables, y te pido que sigas avivando ambas cosas en ellos. Bendice a los líderes de las iglesias locales para que sepan cómo dirigir al resto de cristianos y servir a los vecinos que les marginan. Por favor, toca los corazones de estas personas animistas y llénales también de tu amor para que decidan seguirte y dejar la persecución. En el nombre de Jesús, amén.