Noticias Burkina Faso | 11 enero 2022

Un corazón transformado

Descubre como Dios cambió la vida de Salamata

 

 

La primera vez que Puertas Abiertas estuvimos con Salamata*, una adolescente de Burkina Faso, fue a finales de 2020. Entregamos ayuda alimentaria a los cristianos desplazados por la creciente violencia yihadista en el norte y el este de este país de África Occidental. Salamata estaba profundamente deprimida por las oleadas de sufrimiento que seguían perturbando su joven vida. En octubre, un equipo de trabajadores de Puertas Abiertas volvió a Burkina Faso para entregar ayuda urgente a la Iglesia. Entonces nos encontramos con Salamata por segunda vez. Nathan B* se unió a un equipo para visitar a Salamata y averiguar si la joven seguía deprimida.

Una Salamata descorazonada

La primera vez que oí hablar de Salamata fue a través de la entrevista en vídeo que un compañero de Puertas Abiertas le hizo en 2020. Al escuchar a Salamata hablar en esa entrevista, conocí a una joven muy resentida. Me llamó la atención la franqueza con la que hablaba de sus preguntas a Dios, la honestidad con la que no estaba convencida de que mereciera la pena seguir a un Dios que, según ella, nunca la había aceptado. «¿Dónde se ha metido Dios?», preguntó en la entrevista.

«En nuestras vidas, sólo conocemos lágrimas y sufrimiento».

Salamata creció sin madre por razones que desconozco, y cuando su padre se hizo cristiano, su familia musulmana se volvió agresiva contra ellos. Salamata no entendía del todo lo que estaba pasando. «De jovencita le pregunté a mi padre si mi abuelo era realmente su padre. Le dije: 'No puedo creer que sea tu padre, porque te trata fatal'. Nuestra familia extendida nos miraba con desprecio. Nos insultaban todo el día y nos lanzaban terribles conjuros, porque nos habíamos convertido en cristianos».

El padre de Salamata se vio privado de toda ayuda por parte de la familia extendida. Se enfrentaban a una vida de pobreza. Todo por culpa de Jesús, pensaba Salamata. «Mi padre no podía pagar la escuela. Me envió a vivir con un pastor de una iglesia en otro pueblo. Allí tuve la posibilidad de ir a la escuela».

Durante un tiempo, parecía que la vida iba a mejorar para Salamata después de todo. Pero entonces se hizo añicos, de nuevo. Una terrible mañana de domingo de 2019, los yihadistas atacaron su iglesia. Algunos de estos grupos vagan por las regiones del norte de Burkina Faso. A menudo cruzan la frontera desde los países vecinos para saquear dinero y otros objetos de valor, pero también para infundir miedo en los corazones de los aldeanos cristianos. Les dicen que deben convertirse en «buenos» musulmanes (extremistas), o de lo contrario los matarán.

Salamata estaba en la iglesia cuando se produjo el ataque. Las dolorosas imágenes han quedado grabadas en su alma. «Unos atacantes nos rodearon y nos amenazaron con sus armas. Todavía estábamos sentados cuando oímos disparos detrás de la iglesia. Cuando los atacantes se fueron, la mujer del pastor fue a ver qué había pasado. Se desmayó cuando vio que habían matado a todos los hombres».

«Esa noche no pude comer, porque sólo entonces me di cuenta de que lo que había pasado era real. De repente me dio mucho miedo. Empecé a tener noches de insomnio. Me quedaba toda la noche sin dormir hasta la mañana, porque cuando cerraba los ojos, veía a esos atacantes».

Ese fue el momento en que llegó a la conclusión de que Dios no se preocupaba por ella. «Para mí es como si desde mi infancia hasta ahora Dios se negara a ver o entender. Cuando nos convertimos en cristianos, nos desterraron de la familia. Más tarde, Jesús se convirtió en mi padre y mi madre mientras yo me quedaba con este pastor, pero Dios permitió que el pastor fuera asesinado... Hace poco la gente me dijo que orara. Pero me negué... porque en mi vida parece que Dios no escucha las oraciones de la gente».

Lo sentí profundamente por Salamata. Por supuesto, se podría intentar corregir su teología o amonestarla para que amara a un Dios que ha muerto por sus pecados porque se preocupaba por su alma. Podrían decirle que su recompensa no está en esta vida, sino en la vida eterna que viene. Pero el equipo de Puertas Abiertas no trató en primer lugar de arreglar su teología.

En cambio, oraron con ella, incluso cuando parecía indiferente a su oferta de orar por ella. Y luego le mostraron el cuidado de Dios proporcionándole ayuda alimentaria de emergencia a ella y a su familia.

Una Salamata diferente

Puertas Abiertas decidió volver para saber si Salamata seguía deprimida. Esta vez me reuniría con el colega que la entrevistó en 2020. Nos preguntamos qué esperar mientras Salamata acordaba una hora para reunirse.

A la hora y en el lugar señalados, Salamata se acercó nerviosa al principio. Pero en cuanto reconoció a mi colega, su rostro se transformó en una gran sonrisa. Cuando las dos corrieron a abrazarse, se me hizo un nudo en la garganta y me limpié rápidamente una lágrima perdida. ¡Qué diferente era esta Salamata! Incluso su aspecto había cambiado. Había ganado algo de peso, se mantenía felizmente erguida y brillaba con energía.

«El cambio se produjo después de vuestra primera visita», nos dijo Salamata. «Aquel día orásteis por mí y, cuando volví a casa, empecé a pedir a otras personas que también oraran por mí. El cambio no se produjo en un solo día. Comencé a sentirme mejor y empecé a hablar de mis sentimientos poco a poco. Antes no podía reír. Ahora, cuando la gente se ríe, me uno».

«Los malos pensamientos a veces siguen apareciendo. Cuando me siento y empiezo a recordar. A veces también cuando estoy en la iglesia, y nos piden que oremos por la nación, entonces recuerdo lo que nos pasó. Hace unos días, fui a la iglesia, y hablaron de la situación de nuestra nación, y me sentí muy triste.

«A veces sigo teniendo malos sueños. El otro día soñé y vi a gente que venía a matarnos a uno de mis amigos y a mí. Cuando me desperté por la noche, no se lo dije a nadie. Pero ya no podía dormir...»

«Quiero dar las gracias a Dios y a todos los que han orado por mí. Sus oraciones han cambiado muchas cosas en mi vida. Recibí alegría y paz en mi corazón. Todo lo que pedí a la gente que orara, ha mejorado. Por favor, seguid orando por mí. Esto trae cambios».

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ORA

Da gracias por la transformación en la vida de Salamata y por su nueva fe en Dios.
Ora por sus estudios, para que pueda retomarlos, ya que la enfermedad la obligó a dejar de estudiar.
Ora para que Salamata continúe dando pasos de fe en su caminar cristiano.

UNA ORACIÓN POR LOS CRISTIANOS DE BURKINA FASO

Señor, te doy gracias por la obra que Tú has hecho en la vida de Salamata y por su fe en ti. Te ruego que su fe no falte en los malos momentos. También te pido que ella pueda retomar sus estudios y ser la mujer que Tú quieres que sea. Haz de ella una sierva tuya, que te siga y se mantenga firme hasta las últimas consecuencias. Amén.