Blog #Perseguidos 28 agosto 2021

Recordando a Raymond Koh

Hoy quiero hacer una mención especial a una persona que representa a todos aquellos que han sufrido algún tipo de violencia por causa de su fe en Cristo. La persona a la que me refiero es el pastor Raymond Koh. Un hombre con un corazón generoso y amable que ha dado su vida por ayudar a otros en sus necesidades. A pesar de hacer el bien, el 13 de febrero de 2017 fue secuestrado y todavía se desconoce su paradero.

 

 

El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En esa declaración se proclama el derecho a la libertad de religión y de pensamiento. El objetivo fue defender el derecho de todas las personas a creer lo que cada uno cree sin consecuencias ni restricciones sobre sus vidas a causa de sus creencias.

No deja de ser una paradoja que se promueva la libertad de pensamiento de las personas y que, a su vez, se tenga que celebrar un Día internacional del Recuerdo de las víctimas de actos de violencia por causa de la religión o creencia. Ante la realidad de que se sigue sin respetar el derecho fundamental de todas las personas a mantener su propia creencia o religión, las Naciones Unidas declararon el 22 de agosto el día para recordar a las víctimas de esta intolerancia en el año 2019.

A lo largo de estos 73 años de vigencia de la declaración del Derecho Universal a la Libertad Religiosa, miles de personas han sufrido violencia física, violencia sexual, secuestros, arrestos y otros tipos de violencia simplemente por su fe en Cristo Jesús.

El pastor cristiano malayo llamado Raymond Koh, fue secuestrado por un grupo de personas que actuaron con precisión militar rodeando su coche con tres todoterrenos negros. Sacaron al pastor Koh de su coche y lo metieron en uno de los vehículos negros y se lo llevaron a él y a su coche a un lugar que todavía es desconocido para nosotros.

En este video vemos imágenes de su secuestro de cámaras de vigilancia de las casas del entorno.

Cuatro años más tarde todavía se desconoce el paradero de Raymond Koh. El pastor Koh es un hombre al que le encanta la música. Aprendió a tocar la guitarra de joven. Compuso varias canciones en malayo para que los cristianos de su tierra pudieran cantarlas en su propio idioma. Aunque la música es un elemento importante en su vida, la característica que mejor le define es su amor por la gente.

Hay dos historias del pastor Koh que ilustran su forma de amar. En una ocasión, Raymond se encontró con un hombre que le debía dinero. Al reconocer a Raymond, el otro salió huyendo. El pastor Koh corrió detrás de él y lo alcanzó. Lo abrazó y le dijo que lo único que quería, era saber cómo estaba. Lo del dinero no le importaba. En otra ocasión, se encontró con un hombre que no tenía camisa. Ramond se quitó la suya y se la entregó a ese hombre y volvió a su casa sin camisa.

Al haberse criado en una familia pobre, sabía lo que era vivir con las dificultades de la falta de dinero. Esta comprensión de los necesitados le llevó a fundar la “Comunidad de la Esperanza”, una comunidad que trabaja con todos los desfavorecidos independientemente de su origen religioso y racial.

Teniendo en cuenta este currículum, es necesario preguntarnos ¿por qué secuestran a un hombre así?

En los primeros años de su desaparición, el gobierno no sólo investigó su secuestro, también estuvo investigando la actividad de Raymond. Querían ver si había indicios de que estuviera predicando el evangelio a los musulmanes. La constitución malaya reconoce la libertad religiosa de los ciudadanos. Esta libertad reconoce, el derecho a creer lo que uno quiere creer y el derecho a cambiar de religión. Aunque Malasia reconoce el derecho de las personas a creer lo que quieran creer, no permite a ciertas personas la libertad de cambiar de religión ni a que se les hable de otras religiones. No está permitido predicarles el evangelio a los musulmanes.

Uniendo la investigación sobre la actividad del pastor Koh con el secuestro en condiciones similares de otras tres personas en un espacio de unos pocos meses levanta la sospecha de que el móvil del secuestro fue religioso. Uno de los secuestrados, Amri Che Mat es un musulmán activista chií. En Malasia se practica el islam suní y se teme que el secuestro de Amri, que fue muy similar al de Raymond, tuviera un origen similar. Las otras dos personas secuestradas en 2016 fueron el matrimonio formado por Joshua Hilmy y Ruth Sitepu. Joshua proviene de una familia musulmana y se convirtió al cristianismo de mayor. Ruth es una cristiana de Kalimantan, Borneo.

Además de las sospechas del móvil religioso del secuestro se suma la involucración de ciertas autoridades en los hechos. En la investigación llevada a cabo por la comisión de derechos humanos, hubo una declaración de un testigo que apuntaba al Sgt. Shamzaini Mohd Daud involucrándolo en los hechos. Pero el día antes de dar testimonio en la investigación, el testigo se retractó de sus declaraciones y finalmente, no testificó.

Hubo esperanza de una investigación más completa, cuando hubo un cambio de gobierno en mayo de 2018. Sin embargo, nunca se ha llegado a descubrir el paradero de Raymond Koh ni se ha podido demostrar quiénes fueron los secuestradores.

La historia de Raymond Koh es una de cientos de secuestros de cristianos que ocurren cada año. La organización cristiana, Puertas Abiertas, en su estudio anual de la persecución mundial denuncia el secuestro de 1.710 cristianos solo durante el año 2020 en todo el mundo.

Las chicas que fueron secuestradas del instituto durante una noche en Chibok son otro grupo de cristianas que fueron secuestradas por su fe en Cristo y más o menos la mitad de ellas siguen en paradero desconocido siete años después.

Mientras no se respete el derecho a la libertad de religión y de pensamiento para todas las personas y que no haya un espacio de intercambio libre entre las personas, habrá que conmemorar el Día internacional del Recuerdo de las víctimas de actos de violencia por causa de la religión o creencia. Me temo que mientras Cristo retarde su regreso, esta será nuestra realidad.

En este artículo he hablado de los secuestros de cristianos, pero la violencia contra ellos no se limita a los secuestros. La organización cristiana Puertas Abiertas, en su estudio del año 2020, publicaron la cifra de 4.671 cristianos asesinados por su fe, 4.488 iglesias y edificios cristianos atacados violentamente y 4.277 cristianos detenidos sin juicio, arrestados o en prisión a causa de su fe.

A lo largo de los años se está viendo todo lo contrario al propósito de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En lugar de haber mayor respeto de unos por los otros y mayor tolerancia de ideas, se está polarizando la población y tensando las relaciones entre unos y otros. El concepto del respeto de unos por los otros es admirable y sería maravilloso que se practicara en todos los sentidos, sin embargo, vemos que ocurre lo contrario y cada año va en aumento.