Ya hemos compartido muchas historias de cristianos desplazados por la persecución violenta, pero… ¿sabes lo que les pasa a los que se atreven a quedarse?
La familia de Pa-yang* en Laos (nº22 en la Lista Mundial de la Persecución) envenenó a sus 3 hijos pequeños… y al final mató a uno de ellos.
¿Cómo puede haber esperanza y fe en esta historia? Descúbrelo en este episodio.
«Estoy triste por perder a mi hijo, pero creo (y sé) que mi pequeño está sentado ahora con Jesús en el cielo. Aunque haya más persecución, seguiremos creyendo en Dios»
➡️ Conoce a los cristianos desplazados en la campaña #NingunLugarSeguro: puertasabiertas.org/desplazados.
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