Historias Siria | 22 septiembre 2022

Un sueño hecho realidad

Tras todo lo que ha tenido que vivir, Jina por fin pudo abrir un salón de belleza.

 

 

Jina está concentrada mientras recibe instrucciones de Talin Kehyayian. Está pintando las uñas a una clienta con un pequeño pincel. Talin da clases de manicura a Jina en su propio salón de belleza, en Alepo. Es una alegría ver a Jina con la oportunidad de tener un trabajo, ganándose la vida para ella y su hijo, Apo.

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Hace años, Jina perdió a su marido, Rober, cuando este fue secuestrado por unos desconocidos mientras viajaba en autobús desde Alepo a Qamishli. Él y otro creyente fueron sacados del autobús por los secuestradores. El otro hombre fue liberado posteriormente, tras el pago de un rescate.

Cuando aquel hombre contó la historia de Rober, dijo: «Dijeron a Rober que se convirtiera al islam una y otra vez, pero él se negó diciendo: “Tengo a mi Dios y eso es todo”». Rober nunca volvió. En todos estos años no ha habido noticias de él, por lo que fue declarado muerto por las autoridades locales. Rober y Jina tienen un hijo, Abraham, a quien cariñosamente llaman Apo. Apo solo tenía un año cuando su padre desapareció.

  

«Gracias a Dios las bombas han dejado de caer en Siria, pero la situación aún no es segura». 

En los últimos tres años, desde que estuvimos con Apo y Jina por primera vez, el niño no ha perdido su vitalidad.

Él y su madre siguen acudiendo a las actividades del Centro de la Esperanza de la Iglesia de la Alianza en Alepo. Esta iglesia organizó las clases de manicura para Jina.

Talin sonríe al ver la concentración de Jina mientras trabaja en las uñas de la anciana. Uno puede imaginarse el esfuerzo que le supone a Jina, ya que lucha con diversos problemas de salud.

Ora con Jina
  • Da gracias a Dios porque Jina y Apo han podido reconstruir sus vidas.

  • Ora para Dios bendiga el fruto del trabajo de Jina y le provea lo que necesita.

  • Ora para otras viudas como Jina puedan encontrar una forma de ganarse la vida.

Cuando las uñas de la señora están listas las muestra con orgullo, con una sonrisa en su rostro. Después de que la mujer sale del salón, hablamos con Jina. Aparentemente, muchas cosas han cambiado para ella desde que la conocimos, hace varios años. «Me ayudasteis mucho para encontrar este trabajo. Desde que era una niña me encanta el maquillaje. Cuando veo a una de mis amigas le digo que me deje maquillarle, así es como estoy practicando». Como Jina tenía que cuidar a su hijo y ayudarle con los deberes del colegio, no tenía tiempo para buscar trabajo.

Una oración por Jina
Señor, te doy gracias por la obra que has hecho en las vidas de Jina y Apo. Te pido que continúes bendiciendo sus vidas con lo que necesitan para salir adelante, y que prosperes su negocio. Ruego por otras que viven situaciones como la suya, para que también puedan reconstruir sus vidas. Amén.

Poco a poco, Jina va aprendiendo sobre el trabajo en el salón de belleza. «Empecé con las uñas como aprendiz de Talin. Esto me encanta. Después pasamos a las cejas. Quiero desarrollar mis habilidades para hacer de esto una fuente de ingresos. Hoy en día todo es caro».

«Espero que mi hijo y yo podamos vivir decentemente. Sueño con empezar mi propio proyecto. Dios me ha dado una oportunidad y me ayuda».
 

Antes de comenzar sus clases, Dios le habló a su hijo Apo en un sueño, para motivar a Jina a empezar a trabajar. «Una mañana mi hijo me dijo: “Mamá, he visto a Jesús”». Jina le pidió a Apo que le hablara del sueño. «Él dijo: “Jesús me pidió que fuera un buen hijo para ti y que no te hiciera pasar malos ratos. Y que sea bueno en la escuela”. Continuó diciendo: “Mamá, deberías ir a trabajar. Seré obediente y seré un buen hijo para ti. Te apoyaré en lo que sea que decidas hacer”».


Efectivamente, Apo se convirtió en un niño amable y obediente. Antes era diferente. «Antes me hacía pasar malos ratos. Cuando le corregía, solía decir “no te hago caso”». Lo que también influyó en el cambio de Apo fue practicar deportes, eso le ayudó a canalizar su energía de forma saludable».
 
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Jina se siente optimista respecto al futuro. «Si sigo por este camino, mi futuro es bueno, mis ingresos también serán suficientes. Doy gracias a quienes me habéis apoyado de todo corazón. Oro para que Dios os bendiga y os abra nuevas puertas para que sigáis ayudándonos en Siria. Necesitamos de vuestro apoyo. ¿Cómo podría vivir una viuda sin él?».

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Hay muchas otras mujeres como Jina que también necesitan apoyo. «Gracias a Dios las bombas han dejado de caer en Siria, pero la situación aún no es segura: las condiciones de vida han empeorado».