Alertas de Oración 22 mayo 2025

El trauma sigue en Manipur dos años después

Hablamos con varios cristianos indios afectados por las turbas violentas de mayo de 2023 sobre las consecuencias internas y externas en el día a día 24 meses después

 

 

«[Mi] familia se escondió en la habitación de mis padres mientras una turba enloquecida se agolpaba a nuestra puerta por segunda vez aquella noche», recuerda Neinu*, un cristiano del estado de Manipur, en el noreste de India. «Oramos de rodillas en familia pidiendo que todo acabase rápidamente si pasaba lo peor que podía pasar. ¿Y si de verdad [la muchedumbre] conseguía entrar? ¿Y si nos hubiera ocurrido algo?». 

«El 3 de mayo de 2023 vino y se fue, pero nunca se irá de nuestras mentes el recuerdo de la noche más larga de nuestras vidas», asegura Lalboi*, otro creyente de Manipur. «[Lo que] duele más no es el dolor de haberlo perdido todo, sino ver a nuestros padres envejecer varios años en el lapso de una noche y no tener la forma de detenerlo». 

Tanto Neinu como Lalboi todavía están lidiando con los efectos de los actos violentos que arrasaron el estado de Manipur en mayo de 2023. La violencia entre la tribu kuki (una comunidad étnica mayoritariamente cristiana y una población minoritaria en Manipur) y el pueblo meltei (mayoritariamente hindú y la más poblada en este estado indio) hizo que miles de personas se vieran desplazadas, cientos murieran, se destruyeran aldeas y casas, y cientos de iglesias fueran saqueadas y quemadas. 

Veinticuatro meses después de aquellos actos violentos, el estado de Manipur sigue estando devastado y dividido. La paz y la armonía son sueños lejanos. Las personas que se vieron desplazadas siguen dispersas y sin hogar, y la inseguridad amenaza las esperanzas de los creyentes de volver a sus aldeas y hogares.

Una pesadilla continua

La casa de Lalboi en la ciudad albergaba a cuatro generaciones y su familia estaba involucrada en ayudar a la gente marginada en la sociedad. Su padre, con apoyo local y gubernamental, proporcionó asistencia educativa a los niños necesitados, estableció medios de vida sostenibles para las familias pobres, y ayudó a pacientes con enfermedades crónicas a encontrar tratamientos médicos adecuados. 

Pero todo esto cambió el 3 de mayo de 2023, y las profundas cicatrices permanecen. 

«Han pasado ya dos años, pero todavía hay noches en que nos despertamos pensando que estamos en casa», dice Lalboi. «La brecha social se ha vuelto más real. Hay miedo, noticias falsas y una nueva forma de medir derrotas y victorias en lo que una vez parecían asuntos insignificantes. Se controla quien se beneficia de la desgracia de los demás y se celebran en redes sociales las derrotas de los opositores. Incluso después de dos años, nuestra comunidad sigue sufriendo en silencio, mientras el eco de voces perdidas sobrepasa el número de nuevas llegadas». 

El hogar de Lalboi ahora está ocupado por otras personas desplazadas apoyadas por un grupo extremista. No tiene ni idea de cuándo él y su familia volverán a casa, si es que pueden.  

La situación de Neinu es algo similar. Ella y su familia fueron expulsados de su casa posteriormente. «Mis últimos cinco días en Manipur fueron como una pesadilla», dice. «Nunca me imaginé corriendo por mi vida delante de personas con las que llegué a caminar por las mismas calles. Mi familia y yo pasamos esos días escondiéndonos, sin saber lo que sería de nosotros». Con el tiempo, después de dormir en la calle, estar aguantando en un pequeño campamento de refugiados y encontrar el camino a un aeropuerto, Neinu y su familia se fueron a un estado vecino en India. 

«A veces siento como si esa parte de mi vida no hubiera pasado», dice. «Me engaño a mí misma pensando que esto es uno de esos pensamientos perturbadores que vienen a la mente y te dejan preocupada durante el resto del día. Solo que esta vez ocurrió de verdad y no me deja tranquila ni un solo momento».

«El 3 de mayo de 2023 vino y se fue, pero nunca se irá de nuestras mentes el recuerdo de la noche más larga de nuestras vidas»

Lalboi*, cristiano desplazado por la violencia en Manipur
  

Seguir confiando y esperando

Incluso dos años después, la persecución contra los cristianos conversos de la comunidad meitei continúa. Se ha prohibido a los seguidores de Jesús participar en reuniones de oración, incluso en sus propios hogares, y se les ha despojado de sus privilegios sociales. Por otro lado, aunque los cristianos kuki siguen pudiendo asistir libremente a la iglesia y reunirse para orar, pueden seguir estando en peligro debido a su religión y su origen étnico. 

El odio en Internet también se ha extendido como la pólvora. «Las redes sociales eran mi vía de escape del trabajo, pero ahora se han vuelto abrumadoras, con noticias falsas circulando por todas las redes posibles», se lamenta Neinu. Personas que antes eran amigas ahora se encuentran en bandos opuestos del conflicto, y las redes sociales han amplificado sus diferencias. 

Sin embargo, en medio del odio y la creciente desconfianza, hay innumerables testimonios de familias de las comunidades kuki y meitei que se ayudan mutuamente con suministros médicos, refugio y alimentos. Oran y esperan un futuro en el que puedan vivir en unidad como parte del cuerpo de Cristo. 

Los creyentes también comparten historias de cómo Dios sigue obrando incluso cuando las heridas persisten. 

«A través de todo esto, Dios ha sido fiel, en cada paso del camino», reconoce Lalboi. «Una vez vi a una mujer que tenía tanto odio y desesperación en sus ojos que miraba a todos los que la rodeaban con [repugnancia]. Me hizo darme cuenta de lo ricos que somos por tener al Rey de Reyes y al Señor de Señores, que nunca deja de sorprendernos con sus maravillas. No porque seamos dignos, sino porque Él tiene planes y un propósito para nosotros. Ha sido una experiencia que me ha hecho humilde espiritualmente». 

«Mientras hablo sobre Dios, recuerdo el versículo de Romanos 8:28: «’Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados’. Es un recordatorio de que Dios sigue trabajando entre bastidores por nuestro bien y por un propósito mayor», testifica Neinu. 

Y ahora, incluso dos años después, Neinu, Lalboi y otros creyentes desplazados siguen aferrándose a la esperanza de Jesús. «Las dificultades que hemos enfrentado nos recuerdan que hay un propósito en su llamado», dice Lalboi. «Puede que no sea el mundo que imaginábamos, pero somos valiosos a sus ojos, y eso es suficiente para restaurar nuestras fuerzas. En nuestra casa hay un [adorno] que dice: ‘Clama a mí, y yo te responderé y te mostraré cosas grandes y poderosas que tú no conoces’, de Jeremías 33:3. Esta ha sido la luz que ha guiado a nuestra familia».
 

*Nombres cambiados por motivos de seguridad. 

➡️ Desde Puertas Abiertas, hemos lanzado una campaña internacional de oración y apoyo por los cristianos desplazados a causa de la violencia en países de Asia, Oriente Medio y África. Descubre sus historias y cómo ayudarles en puertasabiertas.org/desplazados
 
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ORA

Ora por la sanación espiritual, psicológica y física de todos los afectados por los disturbios en Manipur, que siguen sufriendo dos años después.
Ora por todos los cristianos desplazados de Manipur, para que Dios provea todas sus necesidades.
Ora por los cristianos perseguidos de la comunidad Meitei, por su protección y libertad.

UNA ORACIÓN POR MANIPUR
 

Señor, aunque ya hayan pasado 2 años de aquella terrible noche, quiero seguir acompañando a mis hermanos afectados por ella. Por favor, restaura sus mentes, sus espíritus y sus corazones, y dales todo lo necesario para subsistir y para seguir adelante, recuperando la alegría y esperanza de vivir. Protege a todas las comunidades afectadas y lleva paz y libertad a esta parte de India. En el nombre de Jesús, amén.