Noticias 15 mayo 2025

Dios está reconstruyendo Myanmar con tu apoyo

Gracias a tus oraciones y donativos, los colaboradores de Puertas Abiertas han ayudado a más de 800 familias afectadas por el reciente terremoto

 

 

Tus oraciones y apoyo han marcado la diferencia en la vida de los cristianos que lo han perdido casi todo en el terremoto

El fuerte seísmo que devastó Myanmar a finales de marzo fue el colmo de desgracias para los ciudadanos después de largos años de guerra civil. Este terremoto ha sido el más fuerte desde 1912; según la ONU, se ha cobrado más de 3800 vidas y otras 5000 personas están heridas

Para los cristianos, este ha sido un golpe añadido a la lucha diaria por sobrevivir y seguir a Jesús en un país que ocupa el puesto 13 en la Lista Mundial de Persecución 2025, elaborada por Puertas Abiertas. Dicha lista clasifica los países donde es más difícil ser cristiano debido a los altos niveles de persecución y discriminación por su fe. 

En los días y semanas siguientes al desastre, gracias a tus oraciones y apoyo, los colaboradores de Puertas Abiertas han podido visitar las regiones más afectadas y, junto con los voluntarios locales, han repartido ayudas y bienes de urgencia a familias y creyentes afectados. Nuestros colaboradores han escuchado los testimonios de dolor y sufrimiento de los damnificados por el terremoto, han visitado casas e iglesias derruidas y han orado con los creyentes. 

Gracias a tu apoyo, nuestro colaborador Min Naing* ha podido instalar lámparas solares para los creyentes, que eran de primera necesidad ya que estaba cortado el suministro eléctrico en muchas regiones. También se les ha suministrado alimentos básicos. 

Hia Shwe* es una viuda de una de las iglesias afectadas que recibió una de estas lámparas. «¡Gloria a Dios!» exclama, feliz. «Gracias a Dios y a vosotros, que nos habéis ayudado. Dios os bendiga». 

Otra necesidad apremiante eran los baños desinfectados. Los colaboradores locales de Puertas Abiertas han confeccionado retretes provisionales de bambú y madera. «Estamos muy agradecidos a Dios por su provisión», dice otro creyente. «Dios no nos ha abandonado en estos tiempos tan difíciles».

La reconstrucción

Los colaboradores de Puertas Abiertas también han reparado las brechas en el muro que rodea la casa de Daw Sun*, viuda y madre de dos hijos. Después del terremoto, vivían a la intemperie, cerca de la casa. Con la reparación del muro, están ahora más seguros, protegidos de posibles robos, que es un problema muy actual. 

Sin embargo, siguen viviendo fuera de la casa por culpa de los temblores recurrentes. Están todavía muy traumatizados por el seísmo. 

A pesar de esta situación, Daw Sun está profundamente agradecida. «Vemos la mano de Dios en medio del desastre, a través de los representantes de Puertas Abiertas», nos dice. «Dios les bendiga siempre y abundantemente». 

Otra creyente que se llama Mimi* se sorprendió al recibir ayuda para reparar los daños de su casa. Su marido, que no es creyente, experimentó en primera persona el amor de los cristianos cuando Puertas Abiertas les ayudó a reparar la casa. Mimi está muy emocionada. «Gracias, muchísimas gracias», repite. 

«Gracias a vuestra ayuda, también hemos podido bendecir a un orfanato que acoge a los niños desamparados por la guerra civil», explica el pastor Chan, otro líder de una iglesia local. «Hay muchos niños huérfanos a los que hemos ayudado con repartos de arroz y otros alimentos, así como juguetes». 

En total, para la primera semana de mayo de 2025, Puertas Abiertas ha ayudado a más de 800 familias con alimentos básicos como arroz, aceite, fideos, galletas, café instantáneo, jabón y detergentes, así como medicinas, alojamiento seguro y ayudas para sanear y reconstruir viviendas.  

«Vemos la mano de Dios en medio del desastre, a través de los representantes de Puertas Abiertas. Dios les bendiga siempre y abundantemente»

DAW SUN, VIUDA CUYA CASA FUE DESTROZADA POR EL TERREMOTO DE MYANMAR 

Daños en casas y corazones

Durante todo el tiempo que trabajaban los colaboradores de Puertas Abiertas, las réplicas sísmicas seguían ocurriendo. «Sentimos muchos temblores secundarios», nos relata Daisy Htun, una colaboradora local. «Tuvimos que hospedarnos en un hotel dañado porque no había otra opción. Nos daba miedo dormir en las habitaciones donde se veían claramente las grietas producidas en las paredes. Ahí empezamos a entender el terror que debió experimentar la gente cuando el seísmo de magnitud 7.7 sacudió sus casas». 

Muchos creyentes viven todavía presos del miedo. Algunas casas e iglesias están completamente destruidas, mientras que otras han quedado muy dañadas. 

A pesar de todo, numerosos cristianos han testificado cómo Dios les protegió milagrosamente. Algunos lograron salir de su casa momentos antes de que se derrumbara. Una pareja de creyentes informó que llegaron a salir del comercio donde se encontraban justo antes de que se desplomara. En otro lugar, unos 10 niños estaban ensayando para una obra en su iglesia y apenas salieron cuando se colapsó el edificio. 

El pastor Elías* es uno de los colaboradores de Puertas Abiertas que ha ayudado con el reparto de alimentos. Él mismo experimentó la gracia de Dios, pues los cimientos de su casa se mantuvieron firmes y no tambaleó la estructura cuando golpeó el terremoto. 

Cuando los colaboradores de Puertas Abiertas vieron la brecha en el vallado de la casa del Pastor Elías, se pusieron manos a la obra para reparar los daños cuanto antes, para impedir saqueos. El pastor también compartió las ayudas de urgencia con sus vecinos, que eran de otras creencias, demostrando así ser la sal de la tierra y la luz del mundo, tal como mandó Jesús. 

«Mientras visitábamos las zonas afectadas, empezó a llover intensamente», cuenta nuestra colaboradora Daisy. «Nos preocupaba muchísimo la situación de la gente que vivía a la intemperie. Lamentablemente, algunos de los edificios dañados ya han sucumbido al aguacero. El estado deteriorado de los demás edificios hace temer por la gente que vive sin cobijo y protección». Están trabajando para apuntalar algunas de las iglesias afectadas por el seísmo.  

«Estamos aquí y os escuchamos»

Además de las ayudas ya relatadas, los colaboradores de Puertas Abiertas han organizado un curso formativo e informativo de atención postraumática para los creyentes afectados por el terremoto, para que puedan procesar sus experiencias y empezar a sanar las heridas psicológicas y espirituales. 

Muchos de los creyentes han lamentado que no hubiera recursos para buscar un refugio seguro. Por ello, nuestros colaboradores han aportado fondos para el alquiler viviendas de manera que no tengan que vivir en tiendas provisionales. 

«Es muy difícil todo, pero estamos comprometidos a seguir compartiendo camino con los afectados», nos resume Daisy. «Nuestra familia de la fe en Myanmar está muy agradecida por las ayudas que han recibido. Muchos creyentes han sido afectados por el terremoto. Es un desafío intentar restablecer su vida cotidiana y recuperar su medio de subsistencia. Los alimentos han sido de gran bendición. Todo esto les ha dado un respiro para centrarse y repensar el futuro». 

Gracias por tus oraciones y apoyo a nuestra familia en Myanmar. Les has cambiado la vida y has ayudado a otros creyentes a retomar su camino después de haberlo perdido todo. Ahora saben que no están solos, que tienen una familia de fe que se une a ellos en el Cuerpo de Cristo global. 

Puedes seguir colaborando hoy mismo, orando por ellos. 


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Podrían enviar ayuda de emergencia a un creyente de Myanmar para subsistir durante un mes.

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ORA

Da gracias al Señor por su provisión y gracia, por las ayudas que han recibido los creyentes, y pide que este apoyo llegue a manos de todos los damnificados para que puedan reconstruir sus vidas.
Ora por las personas que han perdido a un familiar en el terremoto y pide a Dios que consuele a los traumatizados.
Ora para que Puertas Abiertas identifique a los más necesitados y consiga hacerles llegar la ayuda que necesitan, y para que el Señor proteja a nuestros colaboradores mientras realizan su misión.

UNA ORACIÓN POR MYANMAR
 

Señor, gracias por poder leer cómo tu mano poderosa ha obrado en Myanmar en medio del terremoto. Gracias por utilizar a estos colaboradores y cristianos locales para llevar ayuda física y apoyo espiritual, y por reflejar tu gracia en medio de la oscuridad. Sigue acompañando a los que han perdido tanto, casas y personas, y ayúdales a seguir adelante con esperanza, con tu amor. Sigue bendiciendo los trabajos de ayuda y acompañamiento aunque pasen los días, para que el mundo no se olvide de nuestros hermanos en Myanmar y sigamos siendo un cuerpo. En el nombre de Jesús, amén.