Historias 30 mayo 2025

Paz en la devastación

Sian y su familia lo perdiera todo en la ola de violencia de 2023 en Manipur, pero una fe valiente y la mano de Dios han dado esperanza a los cristianos de toda la región 

 

 
Después de perderlo todo en una ola de violencia, Sian y su familia quedaron en la miseria. Sian Muang*, pastor de la tribu kuki de Manipur, fue uno de los muchos cristianos desplazados en la ola de violencia del 3 de mayo, 2023 violencia en Manipur. Cinco de las iglesias que pastoreaba fueron incendiadas durante la violencia. A pesar de las penurias por las que pasaron y de las pérdidas que sufrieron, este pastor desplazado sigue inquebrantable en su compromiso con el Señor. De hecho, aun en el exilio, sigue sirviendo a los cristianos desplazados y agradece el apoyo recibido de los colaboradores de Puertas Abiertas. ¡Gracias por contribuir a esta paz en medio de la devastación!
 
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El 3 de mayo de 2023, la vida cambió en un instante para miles de cristianos que vivían y seguían a Jesús en el Estado de Manipur, región del noreste de la India

Uno de esos creyentes es Siang Muang*.  

«Yo pastoreaba más de 10 iglesias en la zona», recuerda Sian. «Aquel 3 de mayo, cinco iglesias fueron completamente incendiadas; el resto, saqueadas y gravemente dañadas». 

Sian y su familia (su esposa, Jenny*, y su hija de 2 años, Tia*) no pudieron hacer nada mientras veían huir a miles de creyentes, cómo se quemaban sus iglesias y se desataban actos vandálicos en todo el Estado de Manipur. 

La violencia tuvo su origen en las tensiones étnicas y religiosas de Manipur. El pueblo kuki (mayoritariamente cristiano) es una «tribu programada» en la India, un estatus oficial en la legislación india que proporciona beneficios gubernamentales a grupos que se enfrentan a importantes desventajas socioeconómicas. Son una minoría de la población de Manipur, donde la mayoría pertenece a la etnia meitei, mayoritariamente hindú. Estos últimos habían estado luchando por el estatus de tribu programada, lo que provocó las protestas de los kuki. Así, las protestas comenzaron en abril de 2023 y al principio fueron en gran medida pacíficas. 

«Si nos hubieran encontrado, nos habrían matado a nosotros y a nuestros hijos»  

Pero rápidamente, los componentes de las turbas se volvieron violentos. Y los cristianos se convirtieron en objetivo. Incluso iglesias pertenecientes a los meitei fueron atacadas por extremistas hindúes, y algunos grupos extremistas fueron puerta por puerta en estas comunidades meitei, exigiendo que los conversos del hinduismo renunciaran a su fe en Jesús. 

Sian fue testigo directo del elemento religioso de la violencia. Describe a una turba de más de quinientos extremistas que atacaban las propiedades de la iglesia y destrozaban todo lo que veían. «Quemaron biblias y profirieron insultos contra Dios y la comunidad cristiana», recuerda. «Asaltaron casas y quemaron iglesias, obligando a los residentes cristianos a abandonar sus hogares. Creo que fue un ataque intencionado de los extremistas para erradicar a los cristianos del Estado de Manipur, ya que los edificios de las iglesias fueron especialmente atacados». 

«Si nos hubieran encontrado, nos habrían... matado» 

Sian y su familia también son kuki, por lo que corrían un doble riesgo. Ambos sabían que podían haber sido asesinados fácilmente. «Si nos hubieran encontrado, seguramente nos habrían matado a cada uno de nosotros y a nuestros hijos», afirma. 

De hecho, Sian y su familia estaban separados cuando comenzó el ataque, lo que añadió otro nivel de riesgo. «Cuando empezó el ataque, yo estaba fuera de casa, en otro pueblo, atendiendo a algunos miembros de la iglesia, sin enterarme de lo que pasaba, ya que los atacantes no habían llegado a ese lugar hasta mucho más tarde», cuenta. «Recibí una llamada de mi mujer, y me quedé de piedra al saber que una turba había llegado a nuestro barrio y estaba destruyendo todo lo que había a la vista; ella estaba escondida debajo de la cama con nuestro hijo. Tras esa breve conversación, ella apagó el teléfono por miedo a los asaltantes que posiblemente estaban cerca». 

Sian no podía hacer otra cosa que esperar... y orar. «La noticia fue demasiado para mí», recuerda. «Me puse muy nervioso, pero oré toda la noche. Como respuesta a mis plegarias, al día siguiente mi mujer me llamó para decirme que ella y nuestra hija habían huido al campamento militar más cercano con el resto de la gente. Aunque allí estaban más seguras, tuvieron que luchar para conseguir agua, comida e instalaciones sanitarias, ya que había miles de personas refugiadas en el mismo campamento». 

La emoción y el dolor de aquellos momentos siguen siendo palpables. Los ojos de Sian se llenan de lágrimas cuando comparte los horrores de saber que su familia estaba sufriendo y que no había nada que él pudiera hacer. «Me enteré de que en el campo no había comida adecuada para los niños pequeños», se lamenta. «Mi hija, que entonces sólo tenía un año, tuvo que sobrevivir comiendo galletas en lugar de leche. Estuvieron en el campo un par de días. Pasé muchas noches en vela preocupado y orando por mi mujer y mi hija. Tuve que quedarme donde estaba, ya que la situación era demasiado peligrosa para viajar a ninguna parte». 

Al cabo de unos días, Jenny y Tia consiguieron llegar al aeropuerto con ayuda de unos amigos, en un trayecto que duró unos 30 minutos. «Los grupos extremistas atacaban y detenían insistentemente a los vehículos en la carretera, agrediendo a cualquiera que sospecharan que era tribal», cuenta Sian. «Mi mujer y mi hija corrieron un riesgo inmenso en el viaje, pero Dios las protegió y llegaron sanas y salvas al aeropuerto. Fue la media hora más larga de mi vida. Desde el aeropuerto, embarcaron en un vuelo a otra ciudad». 

En medio del caos, los cristianos de todo el Estado de Manipur (tanto kuki como meitei) han sufrido un trato vejatorio y hostil, con insultos y amenazas de muerte. En todas partes reinaba el miedo y la desconfianza; ni siquiera se podía confiar plenamente en la policía o el ejército. 

Unas semanas más tarde, el pueblo donde se encontraba Sian también fue atacado por los extremistas, y él también se vio obligado a huir. «El día en que la violencia se extendió al lugar donde yo me encontraba...», dice, en voz baja. Los recuerdos siguen siendo difíciles de procesar. «Mis [compañeros de iglesia] y yo, junto con el resto de los cristianos, inmediatamente corrimos a las montañas en busca de seguridad. Cuando llegamos a lo alto de las colinas, vimos cómo nuestras iglesias eran arrasadas por las llamas. Fue una escena desgarradora. Nos abrazamos y lloramos de la impotencia. No podíamos hacer otra cosa que orar». 

El resto de su huida fue igual de escabrosa. «Al atravesar los bosques y los estrechos senderos, vimos los restos de la violencia inicial: cadáveres esparcidos por el camino, cientos de desplazados y familias que se movían juntas en busca de un lugar más seguro», relata. 

Finalmente, Sian consiguió llegar a un lugar más seguro junto con algunos miembros de sus iglesias. 

«Quiero que nuestros perseguidores conozcan a Jesús»

Sian tardó un mes y medio en reunirse con su familia. Luego se refugiaron en la pequeña casa de la madre de Jenny. A pesar del espacio limitado, este refugio seguro fue suficiente durante la desesperación inmediatamente posterior a la violencia. 

Pero la familia se había quedado sin nada. No tenían casa, ropa, ingresos ni ningún otro bien de este mundo. Dependían para sobrevivir de la modesta asignación mensual por jubilación de la suegra de Sian y de una pequeña ayuda de una organización misionera. 

Pero a pesar de toda la persecución que Sian y su familia han soportado por vivir para Cristo, el amor de Dios por ellos se ha hecho realidad, y el amor y la esperanza siguen brillando.

«Quiero que nuestros perseguidores conozcan a Jesús», asegura Sian. Sus ojos se humedecen mientras comparte su verdadera esperanza para las personas que le han arrebatado todo. «A pesar de todo lo que perdimos, mi mujer y yo decidimos perdonar a nuestros agresores, recordando cómo Cristo nos perdonó y murió por nuestros pecados».     

Ora con el pastor Sian
  • Ora por Sian y su familia mientras continúan sirviendo a las iglesias y a los creyentes en Manipur después de la violencia. Pide a Dios que provea también para sus necesidades, especialmente por un nuevo hogar donde puedan reconstruir sus vidas.
  • Ora por los jóvenes afectados mental y espiritualmente por la violencia en Manipur, por sanación, guía y que Dios haga realidad la visión de Sian de crear una biblioteca y una cafetería donde pueda aconsejar y compartir la palabra de Dios con ellos. 
  • Ora por la paz en Myanmar, para que los ataques y asesinatos cesen. 
  • Ora por el trabajo de Sian como colaborador del ministerio Puertas Abiertas, para que Dios continúe bendiciendo y fortaleciendo su ministerio. 

Un sentimiento tan radical como este puede parecer increíble, pero para Sian es parte de la verdad del Evangelio. «Nosotros mismos también somos indignos de cualquier bendición: huimos de Jesús, igual que ellos», dice. «Pero sabemos que fuimos llamados a orar por nuestros enemigos. La verdadera alegría está en tener a Jesús en la propia vida, y la fe en él nos proporciona paz en medio de la devastación». 

«Que te echen de casa no es tan peligroso como huir de Dios»

  

Esperanza y curación  

Ahora, dos años después de la violencia inicial, las cosas están algo más calmadas; pero para miles de cristianos del Estado de Manipur, la situación no es necesariamente mejor. La violencia es una amenaza constante, y todavía se producen brotes ocasionales; en 2024, por ejemplo, hubo varios muertos y agresiones sexuales. Miles de personas permanecen todavía en campamentos para refugiados.  

Estos incidentes dejan una Iglesia herida. Cuando los líderes de iglesias (generalmente hombres en el Estado de Manipur) se quedan sin ingresos, son atacados o incluso asesinados; en consecuencia, toda la familia, la comunidad y la iglesia quedan devastadas. No hay nadie que provea económicamente, y las iglesias se quedan sin líderes.  

«Quiero que nuestros perseguidores conozcan a Jesús»

Cuando las mujeres cristianas son agredidas sexualmente, se crea una nube de vergüenza para sus familias, iglesias y comunidades; incluso cuando las comunidades cristianas se unen en torno a una víctima de violación, no hay garantía de que sea tratada amablemente por la sociedad circundante. Y cuando las personas se quedan sin hogar, el crecimiento espiritual pasa a un segundo plano en favor de la mera supervivencia. Es difícil calcular el terrible alcance del efecto dominó de este tipo de violencia, y la comunidad cristiana de Manipur aún sigue lidiando con ello. 

Aunque Sian y su familia siguen desplazados y carecen de recursos básicos, este pastor desplazado hace lo que puede para ayudar a devolver la esperanza a los cristianos de Manipur. «Como dice Mateo 25:40, creo que mi deber es tratar a los demás como me gustaría que me trataran a mí», afirma. «Encuentro la máxima satisfacción en servir al Señor». 

Por eso, Sian actualmente visita los campos de refugiados y atiende a otros cristianos desplazados como él. A veces, simplemente ora con ellos. Otras veces, les ofrece asesoramiento. Quiere asegurarse de que el Reino de Dios no sólo sobreviva en esta parte de la India, sino que los seguidores de Cristo prosperen por todo el mundo. 

Su pasión le ha llevado a colaborar con Puertas Abiertas. Gracias a oraciones y apoyos de los compañeros de oración de Puertas Abiertas en todo el mundo como tú, Sian ha empezado a ofrecer capacitación en preparación para la persecución y a ofrecer ayuda práctica a las víctimas de la violencia. 

Sian cree en el impacto de esta formación para hacer frente a la persecución, ya que él mismo asistió al programa mucho antes de que se produjera el conflicto. «Creo que la capacitación me preparó para afrontar esta situación con mucho valor», afirma. «Quiero el mismo valor para mis hermanos. Quiero animarles a tener fe como Job, que lo perdió todo, pero aun así pudo decir: 'Bendito sea el nombre del Señor. Él lo dio y Él lo quitó’». 

A Sian también le entusiasma ver cómo Dios utiliza a Jenny para Su reino. «Mi esposa solía dirigir nuestro ministerio infantil cuando estábamos en el pueblo», recuerda. «Ya no puede hacerlo, pero ahora se dedica a elaborar un plan de estudios para la escuela dominical, lo cual es asombroso. Dios puede usarnos en todas las circunstancias». 

Sian sigue corriendo riesgos con regularidad. Algunas de las iglesias que pastorea ya no son fácilmente accesibles y las carreteras principales están patrulladas por grupos extremistas, por lo que se ve obligado a tomar una ruta peligrosa para llegar a algunas de las personas a las que sirve. Pero para este cristiano desplazado de Manipur, esto forma parte de su llamada del Señor.  

La propia experiencia de terror y desplazamiento de Sian le ha dado una voz única para ayudar al pueblo de Dios a comprender que Él sigue actuando, y que pueden seguir confiando en su provisión. «Dios me reveló un mensaje que podía compartir con ellos», explica. «El mensaje era: que te echen de casa no es tan peligroso como huir de Dios. Nos vimos obligados a huir de nuestros hogares y de nuestros queridos pueblos, pero no debemos huir de Dios; por el contrario, debemos elegir correr hacia Él».

45 €
podrían dar apoyo vital durante un mes a tres cristianos forzados a dejar sus casas.
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Gratitud y oración 

Dios le ha dado incluso una nueva visión para la gente del Estado de Manipur. «Mi corazón está especialmente con los jóvenes profundamente afectados por la violencia», dice Sian. «Quiero llevarlos a Cristo. Quiero abrir una pequeña biblioteca con una cafetería donde mi mujer y yo podamos ofrecer asesoramiento y compartir la palabra de Dios con los jóvenes. Aunque Dios ya ha provisto para nuestras necesidades hasta ahora, esta empresa generará ingresos adicionales, equipándonos para servirle mejor». 

Sian necesita encontrar con el tiempo un nuevo lugar donde vivir para él y su familia, pero todavía no puede permitírselo. Cree que se hará en el tiempo de Dios y, por ahora, se centra en hacer lo que el Señor quiere que haga. 

«A pesar de todo lo que perdimos, decidimos perdonar a nuestros agresores»

Los colaboradores de Puertas Abiertas han llegado a miles de creyentes como Sian que se vieron afectados por los disturbios, y les han ministrado con ayuda práctica oportuna y capacitación de preparación para la persecución. Mientras ayudan a los creyentes locales a reconstruir sus vidas, su presencia sirve como recordatorio constante para estas personas de que no están solas, lo que les permite mantenerse fuertes ante las dificultades. ¡Así es como puedes caminar con ellos en el exilio! 

Sian expresa su más sincero agradecimiento a todos los que, como los colaboradores de Puertas Abiertas, le han ayudado a él y a su familia, como puedes ver en el vídeo de más arriba. «Estoy profundamente agradecido a los colaboradores del ministerio que han ayudado a mi familia y a miles de otros cristianos con víveres, mantas, proyectos de generación de ingresos y mucho más», agradece. «Estas familias siempre nos cuentan lo bendecidas que se sienten gracias a vuestras visitas y ayuda. Nos anima saber que cristianos de todo el mundo oran por nosotros». 

Sian pide oraciones específicas por las congregaciones que dirige. «Por favor, ora por los miembros de mi iglesia que también han sufrido graves penurias y desplazamientos debido a la violencia. Muchos siguen en campos de socorro, luchando por conseguir incluso las necesidades básicas para sobrevivir».  

«Dios puede usarnos en todas las circunstancias»

Una oración por el pastor Sian
Señor, gracias por haber protegido a Sian, a su mujer y a su niña de esta terrible ola de violencia. Gracias también por utilizar sus vidas para cuidar y levantar a otros, te alabo por esa fe y disposición que sólo pueden venir de quien te tiene en su corazón. Te pido que avives su fe, que bendigas a esta familia grandemente y que proveas de todas sus necesidades básicas. Sigue llegando a otras personas a través de ellos, impulsa para ello estos proyectos de la biblioteca y la cafetería. Gracias por hacer llegar nuestra ayuda y oraciones allí, sigue abriendo puertas para ello en todo el Estado de Manipur. En el nombre de Jesús, amén.  

Y quizá por eso la oración es lo más importante que los cristianos de todo el mundo pueden hacer por Sian, Tia, Jenny y sus otros hermanos del Estado de Manipur. Cuando el Cuerpo de Cristo ora, comienza a restaurar la esperanza, a deshacer el daño causado por los efectos dominó de la violencia y la discriminación. La oración les recuerda (y nos recuerda) que Dios sigue en el trono y que su Reino sigue en marcha... en el Estado de Manipur, en la India y en todo el mundo. 

Puertas Abiertas trabaja a través de colaboradores en el Estado de Manipur, proporcionando ayuda de emergencia, capacitación para el discipulado, programas de preparación para la persecución y mucho más. Tus oraciones y apoyos de hoy pueden ayudar a que esta labor vital continúe, asegurando que el pueblo de Dios sepa que no está solo y animándole a seguirle. . 

*Nombre ficticio e imagen representativa utilizados por motivos de seguridad. 


ORA

Da gracias por el pastor Yang y por su increíble resiliencia. Ora por perseverancia y seguridad para él y su familia.
Ora por los aproximadamente 40 000 creyentes desplazados en Myanmar, para que les llegue comida, refugio y ayuda práctica.
Ora por los cristianos de todo el mundo que han sido forzados a dejar sus casas por la violencia y la persecución, para que sepan que no están solos.

UNA ORACIÓN POR EL PASTOR YANG
 

Señor, gracias por la vida del pastor Yang y por la fortaleza que le has dado en medio de la prueba. Te pido que sigas dándole perseverancia y que protejas a su familia. Oro también por los miles de creyentes desplazados en Myanmar, para que puedan recibir alimento, refugio y ayuda concreta. Y te pidio por todos mis hermanos en el mundo que han tenido que huir por causa de su fe, para que sientan tu presencia y sepan que no están solos. En el nombre de Jesús, amén.