Una serie de ataques recientes de extremistas fulani ha dejado más de 40 muertos y más de 5000 desplazados en Gwer West, parte de la diócesis de Makurdi (Nigeria), que junto a las víctimas de otros ataques superan los 100 asesinados.
Se trata de la misma diócesis descrita recientemente por el obispo Wilfred Anagbe el 12 de marzo en su discurso ante el Congreso de los Estados Unidos sobre la persecución que sufren los cristianos en Nigeria.
En un ataque perpetrado a las 2 de la madrugada del sábado 24 de mayo, una caravana de motocicletas armadas irrumpió en varias viviendas del estado de Taraba. Se cree que murieron 42 personas. Aún se están conociendo los detalles de los asesinatos cometidos por extremistas fulani en el condado de Bokkos, al sur de Jos.
En total, se cree que más de 5.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares.
«Esto es horror, esto es puro terror», afirma el padre Oliver Ortese, de la diócesis de Makurdi, en Benue. «No podéis imaginar la realidad en la que vivimos aquí».
La serie de tiroteos coordinados comenzó el sábado 24 de mayo y causó la muerte de diez civiles. Un sacerdote local, el padre Solomon Atongo, que regresaba de un funeral por dos sacerdotes asesinados anteriormente, recibió un disparo en la pierna. Él sobrevivió, pero sus dos acompañantes fueron secuestrados. Por esas mismas fechas, un agricultor local fue asesinado a tiros en su granja. El domingo siguiente, 20 personas murieron en un nuevo ataque con disparos en la aldea de Yelewata.
Los ataques extremistas continuaron el lunes 26 de mayo, cuando los hombres armados regresaron y dispararon a los supervivientes que encontraban a su paso. El martes, el presidente del Gobierno local confirmó más de 40 muertos. Las búsquedas de familiares desaparecidos continuaron hasta el miércoles 28 de mayo.
Las aldeas se encuentran en la diócesis de Makurdi, del obispo Wilfred Anagbe, cuyo testimonio en el Congreso de Estados Unidos recientemente llamó la atención del mundo sobre Nigeria. Él afirma: «Callar es morir dos veces». La aldea de Aondona es el hogar donde este cristiano creció.
Este claro testimonio del obispo Wilfred «le valió amenazas tanto de algunos grupos islámicos como del Gobierno», según el padre Moses Aondover Iorapuu, de la diócesis de Makurdi. «Anagbe necesitó el apoyo del Gobierno estadounidense para regresar a Nigeria sin ser detenido, pero sospechábamos que habría represalias», añadió el padre Moses.
Puertas Abiertas informó de las amenazas a la seguridad personal del obispo Wilfred.
Estos ataques contra él han conmocionado a los cristianos de todo el mundo.
A casi 400 kilómetros de distancia, en el estado de Taraba, en la madrugada del sábado, los habitantes de las «aldeas Munga» se despertaron con el rugido de las motos y los disparos. Extremistas armados abrieron fuego cuando las familias intentaban huir en la noche.
«No sabíamos adónde correr», cuenta Soja Emmanuel, un superviviente. «Llegaron alrededor de las 2 de la madrugada, disparando esporádicamente. La gente saltó de sus casas al monte. Algunos no lo consiguieron».
La oficina del gobernador Agbu Kefas confirmó la muerte de «decenas de personas». Ande Emanuel, de la Iglesia Metodista Unida, afirmó que entre los fallecidos se encontraban 24 miembros de la congregación.
«Contamos 42 cadáveres antes del mediodía del sábado. Esto supera todo lo que hemos visto antes», declaró a los periódicos nacionales un soldado que participó en las labores de rescate. El número exacto de muertos en Taraba sigue siendo incierto.
«Contamos 42 cadáveres antes del mediodía del sábado. Esto supera todo lo que hemos visto antes»
Soldado de rescate tras los atentados en Nigeria
El miércoles 28 de mayo comenzaron a surgir nuevos informes de violencia en el condado de Bokkos, en el estado de Plateau. Se cree que decenas de cristianos están atrapados en bosques y escondites en las montañas, sin poder escapar, mientras unidades armadas fulani merodean entre las aldeas al sur de Jos y disparan a civiles.
En el momento de redactar esta noticia, hay alertas de terror en todo el Estado de Plateau. No está claro si las fuerzas de seguridad han sofocado la violencia.
La magnitud del derramamiento de sangre y los múltiples fallos de seguridad que han permitido a los extremistas actuar durante días están alimentando las crecientes críticas contra los gobernadores estatales, que parecen incapaces de proteger a las comunidades. Miles de familias siguen tratando de regresar a sus hogares; se espera que muchas se encuentren con que no les queda nada.
«La persecución contra los cristianos en Nigeria ha alcanzado tales niveles que los analistas tienen dificultades para documentar completamente cada atrocidad antes de que comience la siguiente», señala John Samuel, experto jurídico de Puertas Abiertas para el África subsahariana.
«Cuando la misma diócesis cuyo obispo testificó valientemente se encuentra de repente enterrando a decenas de cristianos conocidos, incluidos los de su propio pueblo, surgen serias preguntas. Muchos ya no se sienten seguros al identificarse como cristianos.
La rendición de cuentas sigue siendo escasa por estas graves violaciones de los derechos fundamentales a la vida y la libertad. El Gobierno nigeriano no está protegiendo a los cristianos que mueren en ataques indiscriminados. Hacemos un llamamiento al Gobierno del país para que haga todo lo que esté en su mano para proteger a las comunidades cristianas vulnerables.
Hacemos un llamamiento a los creyentes de todo el mundo para que eleven sus oraciones urgentes por los afectados por este sufrimiento inimaginable».
➡️ Desde Puertas Abiertas, hemos lanzado una campaña internacional de oración y apoyo por los cristianos desplazados a causa de la violencia en países de Asia, Oriente Medio y África. Descubre sus historias y cómo ayudarles en puertasabiertas.org/desplazados.
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Señor, se me carga el corazón al pensar en tantísimos hermanos de la fe que están muriendo ahora mismo en Nigeria. Es horrible, pero sé que tu luz sigue viva incluso en la mayor oscuridad. Por eso te pido, por favor, que acompañes a todos los que han perdido a alguien por tu causa, y que la fe de esas personas siga viva en todos ellos. Te pido que tu paz y tu mensaje toquen los corazones de los extremistas, conmuevan a todo el mundo y muevan a los gobernantes con poder a hacer algo. En el nombre de Jesús, amén.