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La tensión comenzó después de que el jefe prohibiera a Sompong y a otros 19 creyentes cristianos reparar sus casas después de que fuera destruida por el tifón a finales de 2020. Sompong dijo que la mayoría de las familias afectadas recibieron ayuda del gobierno y pudieron reconstruir sus casas excepto los cristianos.
El pueblo de Sompong es budista. Su familia, de siete miembros, se convirtió en los primeros cristianos en la aldea después de que una de sus hijas fuera sanada milagrosamente de una enfermedad a principios de 2020. Otros 13 aldeanos también entregaron sus vidas a Cristo. Sin embargo, el jefe de la aldea y otros aldeanos creen que su fe les impide participar en las ceremonias de la aldea y hacer ofrendas a los monjes budistas. El pueblo de Sompong solo tiene 80 residentes y con un 25% de ellos que se convirtieron en cristianos, significa una gran pérdida para la obligación de la comunidad de satisfacer las necesidades de los monjes. El jefe de la aldea les dio a los creyentes un ultimátum para que participaran de la obligación o abandonaran el pueblo.
A mediados de mayo, los 20 creyentes no tuvieron más remedio que dejar sus hogares y vivir en una casa improvisada en su campo de arroz, lejos de la comunidad. Pero no mucho después, la comunidad cortó el suministro de agua. Después de varios diálogos con el gobierno local, se restableció el suministro de agua y también se les prometió que se les entregarían 20 sacos de arroz.
Los colaboradores de Puertas Abiertas también proporcionaron comida a estos creyentes y ayudaron financieramente a los líderes religiosos que elevaron su caso ante el gobierno local.
