Noticias Nicaragua | 13 junio 2023

Un exmilitante ateo nicaragüense conoce a Jesús

Al igual que sucedió al apóstol Pablo, una visión de Cristo cambió radicalmente la vida de Dario para siempre.

 

 

La marca en la puerta principal de la casa del pastor Darío es más que pintura. Es un símbolo de transformación, de un cambio tanto en la vida como en el corazón. En Nicaragua, donde la Iglesia está bajo una intensa vigilancia, esa marca también es una señal de la brutal y persistente persecución. El pastor Darío* y su familia lo saben de sobra. Esa marca de pintura le identifica como miembro de la oposición al Gobierno dirigido por el presidente Daniel Ortega. La familia de Darío recibe amenazas a diario, y policías armados y otros grupos paramilitares vigilan su casa constantemente.

Su vida pasada

Pero el pastor Darío no siempre estuvo en la oposición al Gobierno de Ortega. Hubo un tiempo en el que pertenecía al grupo que ahora le amenaza.

Al igual que muchos jóvenes en aquella época, Darío se unió con orgullo a la revolución en 1979 para luchar contra la brutal dictadura de la familia Somoza, que llevaba en el poder desde hacía 42 años. Darío tenía tan solo 14 años cuando le reclutaron para el Frente Sandinista de Liberación Nacional. En aquel momento, se declaró ateo y ascendió rápidamente en las filas del movimiento rebelde, durante los 11 años de lucha del grupo guerrillero antes de derrocar definitivamente al régimen de Somoza.

Una de las responsabilidades principales de Darío como militante era reclutar a jóvenes como él para la causa sandinista. Incluso le enviaron a Alemania diez meses para un entrenamiento intensivo en la ideología sandinista, de raíces marxistas. Cuando Darío regresó a Nicaragua, se centró en la política y se unió al Partido Sandinista. Dirigió muchos programas políticos y sociales, con el objetivo de fortalecer las comunidades que le rodeaban. Iba camino de convertirse en un dirigente político sandinista de prestigio.

Pero Dios tenía otros planes.

Un nuevo comienzo

Cuando todavía formaba parte del movimiento sandinista, Darío conoció a su mujer y se casaron. Y los problemas entre ellos comenzaron poco después. Irónicamente, este conflicto de pareja daría lugar a una nueva etapa en la vida de Darío. Su mujer conoció a Jesús cuando buscaba ayuda para sí misma y su matrimonio. Pero Darío no estaba convencido.

«Cuando mi mujer conoció a Jesús, yo no quería ir a la iglesia ni saber nada de Él», recuerda Darío. «La presioné para que dejara el cristianismo; la invitaba a salir y beber conmigo». Pero ella se mantuvo firme y siguió creciendo en su nueva fe, mientras que Darío se mantenía firme en sus creencias ateas y su ideología marxista.

Nadie se esperaba lo que sucedió 5 años más tarde. Darío empezó a ir a la iglesia con su mujer. Al principio, decía que iba para vigilarla. «Empecé a ir con ella para ver si su motivo para ir a la iglesia era otro hombre», cuenta Darío. «Cada vez que iba, mi intención era molestarla y que se pusiera celosa». Pero Dios usó ese tiempo para trabajar en Darío.

Una noche, Darío soñó que veía a Jesús: «En el sueño, yo estaba en un templo y había alguien que me pedía una y otra vez que aceptara a Jesús. Conseguí salir del templo, pero entonces vi a Jesús, quien también me dijo que le aceptara». Y el sueño no tardó en hacerse realidad. El líder sandinista y ateo se rindió a los pies de Jesús y oró, pidiéndole que entrara en su corazón y cambiara su vida. «Desperté a mi mujer, le conté lo que había soñado y acepté a Jesús inmediatamente», comparte.

Ahora había dos cristianos en la familia, y Darío cuenta cómo su mentalidad empezó a cambiar, al verse renovados sus pensamientos y acciones —y comenzó a dejar atrás su vida pasada. Poco después, Dios le llamó a liderar la Iglesia en su ciudad y compartir el evangelio, así como hizo con Pablo.

Una iglesia bajo asedio

Durante las mortíferas protestas de 2018 contra el Gobierno del presidente Ortega, el pastor Darío sintió que Dios le llamaba a orar por su ciudad. Así que tomó su Biblia y, junto con un grupo de creyentes, salió a las calles para orar en público con valentía por los manifestantes. Darío sentía que su misión como pastor era orar por su país y traer esperanza.

Los tres hijos de Darío, que en ese momento estudiaban en la universidad, expresaron su deseo de unirse a las protestas. Aunque el padre conocía muy bien los peligros de protestar contra el violento grupo del que una vez formó parte, pero respetó la voluntad de sus hijos de alzar sus voces.

«No soporto las injusticias», declara el pastor Darío.

Como era de esperar, el régimen de Ortega se enteró de las acciones de Darío y su familia. Les acusaron de incitar a la violencia y de ser enemigos del Gobierno. Las protestas fueron el comienzo de la contienda que continúa entre la Iglesia y el Gobierno. El pastor Darío es uno de los muchos líderes de iglesias que han sido señalados por el Gobierno. Las autoridades han arremetido contra la iglesia, prohibiendo las demostraciones religiosas en la calle, impidiendo que los líderes celebren cultos o misas e interrogándoles con frecuencia.

«Perdieron las calles en 2018», declaró el sociólogo nicaragüense Óscar René Vargas a la BBC. «El objetivo de tal represión era que la gente no volviera a salir a la calle». Ahora mismo, la Iglesia en Nicaragua permanece bajo asedio. El presidente Ortega, quien lleva en el poder desde 2007, ha declarado la guerra a cualquiera que se oponga a su Gobierno, lo que incluye a miembros del clero y otros líderes religiosos que se atrevan a alzar su voz para criticarle.

Los clérigos, pastores, misioneros, feligreses y congregaciones enteras viven con miedo al hostigamiento y a la persecución. La vigilancia continúa. Como resultado, muchos sienten que cada vez es más peligroso hablar de su fe en público. A pesar de la presión y de la marca en su puerta, Darío continúa con el trabajo y la misión a los que fue llamado hace años, cuando él y su mujer comenzaron a liderar la iglesia.

«Nos dedicamos a pastorear, pero somos conscientes de que estamos en el ojo de mira de mis antiguos compañeros sandinistas», explica Darío. «A veces vienen a la iglesia para escuchar mis sermones y ver sobre qué predico». Recuerda una ocasión en la que oró por un policía: «Aceptó al Señor y se convirtió. Nunca le volvimos a ver, pero su historia me anima a continuar con nuestro ministerio. Nos aferramos a Dios y dedicamos mucho tiempo a la oración y la evangelización. Creemos que la oración nos ha ayudado a soportar la persecución».

*Nombre cambiado por motivos de seguridad.

 

147 €
Podrían pagar un año de escolarización básica a dos hijos de pastores asesinados por su fe.
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ORA

Ora por pastores y líderes como Dario, para que puedan permanecer en su país y ser ayuda a los que lo necesitan.
Ora para que el gobierno nicaragüense de marcha atrás en sus decisiones contra la comunidad cristiana.
Ora por resiliencia y fe para el pueblo de Dios en Nicaragua.

UNA ORACIÓN POR NICARAGUA
 

Señor, doy gracias por la vida del pastor Dario, y por otros como él, que han llegado a conocerte milagrosamente. Te pido que sigas dando fe a tu pueblo en Nicaragua, y que no permitas que sean amedrentados. Oro que tu remanente permanezca firme a pesar de las circunstancias. Amén.