Noticias 17 diciembre 2020

"Las cadenas desataron mi oración"

El sacerdote italiano Pier Luigi Maccalli, de 59 años, fue liberado junto con otros tres rehenes en octubre en el norte de Malí.

 

 

Pier Luigi Maccalli había sido secuestrado en medio de la noche en su parroquia en la aldea de Bamoango en el Níger, cerca de la frontera con Burkina Faso, el 17 de septiembre de 2018.  Cuando, después de seis semanas, sus captores hicieron un vídeo de prueba de vida, el sacerdote se dio cuenta de que su situación no cambiaría pronto.

"En ese momento me di cuenta de que esto iba a durar y tuve que tomar la decisión de aguantar", dijo al sitio de noticias católico International La Croix.

"En italiano, mi lengua materna, existir se dice 'esistere' y resistirse a 'resistere'. Sólo hay una letra de desviación. Entré en esta lógica de resistir cada día para existir", dijo. "Comprendí que el camino sería largo, miré las dunas de arena que me rodeaban y pensé en el desierto bíblico.

"Dije: Señor, pasaste 40 días en el desierto, pero aquí será mucho más largo. Israel permaneció en el desierto durante 40 años, pero yo no viviré hasta entonces. Te ofrezco este tiempo en el desierto como un tiempo para redescubrir mi vocación."

"Confieso que el desierto fue para mí una oportunidad de volver a ver la película de mi vida y de entrar en ese gran silencio que nos permite ver la existencia desde una perspectiva diferente, dada la velocidad a la que estamos acostumbrados hoy en día".

Además del pijama que llevaba puesto cuando fue secuestrado, el sacerdote no pudo llevarse nada más. Para su vida de oración se basaba en los salmos y en oraciones que se sabía de memoria.

Sus secuestradores le encadenaron un pie, lo que para un misionero "era todo un símbolo", dijo Maccalli. "Era un prisionero, incapaz de ir a los pueblos donde solía ir. Pero estas cadenas desataron mi oración: en ese momento me di cuenta de que mi corazón no estaba encadenado [y] que sólo podía contar con la oración. Oración por los lugares lejanos del mundo, para apoyar los pasos de los misioneros", dijo.

El sacerdote se encuentra actualmente con su familia en Italia, pero dijo que espera volver a su parroquia en Níger en el nuevo año.  Después de haber sido privado de contacto físico durante dos años, experimentar esto de nuevo fue "lo más conmovedor", dijo.

"Estos dos años de "confinamiento" fueron una oportunidad para mí de comprender la importancia de la familia, la fraternidad, la amistad y poder vivirla de manera física, no sólo a distancia", dijo.

"A los que sufren de aislamiento, especialmente durante el encierro, les diría que debemos aguantar, seguir resistiendo para existir, no cerrarnos. Tal vez esta experiencia nos permita descubrir otros valores más esenciales, como la importancia del contacto personal, del encuentro con los demás".