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El sábado 21 de agosto muchas iglesias, edificios de oficinas y empresas ondearon banderas negras en apoyo del «Día de la Protesta Negra Silenciosa», en protesta por la lentitud de las investigaciones sobre los atentados terroristas del Domingo de Resurrección de 2019.
Unas 250 personas murieron y muchas más resultaron heridas en una serie de atentados suicidas que fueron reivindicados por el autodenominado Estado Islámico, pero que los investigadores atribuyeron posteriormente al grupo extremista local National Thowheed Jamath.
Un informe entregado al presidente de Sri Lanka a principios de este año señalaba a algunos altos cargos, incluido el anterior presidente, por no haber actuado ante las advertencias de los servicios de inteligencia sobre un atentado inminente. Sin embargo, hasta ahora no se ha tomado ninguna medida en relación con las recomendaciones del informe y la Iglesia acusa al gobierno de encubrimiento.
Aunque a principios de este mes se detuvo a 25 sospechosos en relación con los atentados, los líderes de la Iglesia afirman que el gobierno no ha identificado a los autores intelectuales.
El antiguo fiscal general de Sri Lanka, antes de jubilarse, dijo que había una «gran conspiración» detrás de los atentados.
«Mucha gente en el país siente que el incidente de los atentados de Pascua está siendo utilizado por el gobierno para ganar ventaja política porque han estado alargando el caso durante mucho tiempo», dijo un colaborador local de Puertas Abiertas.
«Cuando las personas en el poder no actúan, la gente común está indefensa. En momentos como éste, sólo podemos tener fe en Dios, que es un Dios de justicia», dijo.
