Noticias India | 26 noviembre 2021

«Dios me usó en prisión»

Subhash es un creyente que, debido a su creciente ministerio, ha sido acusado falsamente y encarcelado.

 

 

En la India, presentar acusaciones falsas contra los cristianos es una forma sencilla de impedirles compartir su fe o incluso vivir libremente. Subhash es un creyente que, debido a su creciente ministerio, ha sido acusado falsamente y encarcelado.
 

«Subhash solía dirigir los servicios dominicales y celebraba frecuentes reuniones de oración en su casa. Cada vez que dirigía esas reuniones, contaba con al menos 1.500 asistentes», cuenta un colaborador de Puertas Abiertas.

Las acusaciones llevaron a Subhash a la cárcel, pero la experiencia no ha mermado su espíritu de alcanzar a otros para Cristo. Subhash dirigía una iglesia en casa de 1.500 personas cuando fue acusado falsamente y encarcelado.

Nuestro equipo de Puertas Abiertas se reunió recientemente con Subhash para escuchar su historia. Vestido con una rebeca de color crema tejida a mano, una camisa blanca y unos pantalones grises, Subhash sonríe mientras nos cuenta su testimonio:

El Señor me da alegría en mi corazón, a pesar de mis luchas. Sólo tengo una preocupación... que no podré seguir con el ministerio como antes. Es doloroso incluso pensar en esta posibilidad.

Todo comenzó cuando Dios sanó a mi esposa. En aquel entonces yo era hindú. Tenía muy poco dinero y, durante casi cuatro meses, la llevé a diferentes lugares para su tratamiento. Varias veces la llevé a cuestas.

Me quedé en bancarrota por pagar sus tratamientos, pero ella seguía enferma. No podía sentarse ni caminar; pensé que moriría. Entonces, un día, un creyente me llevó a una iglesia. Cuando el pastor oró por ella, pudo levantarse y caminar lentamente. Mi fe aumentó.

La curación no fue instantánea, pero pude ver que, día a día, mejoraba. Todos los días me encerraba en una habitación y le rogaba a Dios durante horas que le devolviera la salud. Y al cabo de unos días estaba completamente bien.

Mucha gente comenzó a venir

La experiencia de ver a Dios sanar a su esposa cambió toda la vida de Subhash. Se convirtió en un devoto seguidor de Jesús. Con el estímulo de su pastor, empezó a orar por las personas enfermas, pidiendo que fueran sanadas. Y, al igual que en el Nuevo Testamento, muchas personas vieron curaciones milagrosas como resultado:

Más personas empezaron a venir a mí, queriendo que orara por ellas. A veces acudían hasta 3.000 personas. Las multitudes hacían que los ricos terratenientes hindúes del pueblo se pusieran celosos. Uno de ellos era un hombre influyente al que los aldeanos llamaban Thakur, que es un título feudal y un nombre utilizado por las comunidades de clase alta en la India.

Había gente muy rica que venía a mi destartalada choza en sus grandes coches; querían que orara por ellos. Me trataban con respeto. Los Thakur y otros hindúes ricos me envidiaban en todo esto. Les irritaba mucho que yo predicara sobre Cristo.

Thakur y otros obligaron a una chica a testificar contra mí, diciendo que la había secuestrado y torturado. Otros hindúes influyentes de la comunidad también presentaron cargos falsos, y fui detenido y enviado a prisión.

La chica que testificó era alguien que había asistido a mis reuniones de oración. Fue muy duro saber que personas a las que había servido me habían traicionado.

«Compartí el evangelio con otros 12 reclusos»

Me quejé airadamente al Señor en la cárcel, pero el Señor me recordó los nombres de sus siervos que habían sido perseguidos por causa del evangelio. Oré continuamente y no pude comer nada durante cinco días. Oraba toda la noche.

Dios no se olvidó de Subhash en su celda. De hecho, la llenó de gente que necesitaba escuchar el evangelio:

Dios me usó dentro de la prisión. Compartí el evangelio con otros doce reclusos. Once de ellos creyeron, así que les enseñé a orar. Al décimo día, el Señor me dio una visión de que había sido liberado. Comencé a contarles a todos mis compañeros de prisión: «Todos vosotros seréis testigos de cómo el Señor me libera hoy».

Me dijeron que los cargos que se me imputaban eran tan fuertes que era imposible que me liberaran hasta dentro de tres años. Ninguna de sus dudas afectó a mi fe. Por el contrario, les dije que oraran por su liberación también, y que Dios podría liberarlos junto a mí.

El Señor respondió a todas mis oraciones, fui liberado y también lo fueron los otros 11 reclusos que creyeron. Estoy muy agradecido de que, a través de la gente de la zona, Puertas Abiertas me proporcionara el apoyo oportuno para salir de la cárcel.

Cuando pasamos por la persecución, Dios nos bendice. Nos convertimos en un trozo de tela que se lava repetidamente; cuanto más nos lavan con la persecución, más limpios quedamos.

En este momento, lo mejor para Subhash es mantener un perfil muy bajo. No puede celebrar reuniones de oración a las que asistan miles de personas como antes. Sin embargo, nada puede detener su determinación de llevar esperanza a los desesperados. Va de pueblo en pueblo, compartiendo el evangelio, orando por la gente en apuros y predicándoles sobre Jesús.

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ORA

Da gracias a Dios por la vida de Subhash y por la liberación que ha experimentado.
Ora por su ministerio y por la gente a la que sirve, para que esto no suponga un debilitamiento de este.
Ora por otros creyentes que están en prisión, para que sean liberados y puedan regresar con sus familias.

UNA ORACIÓN POR SUBHASH

Señor, te doy gracias por la vida de Subhash y por el ministerio que Tú le has encomendado. También te agradezco por esta milagrosa liberación que él ha experimentado. Te pido que continúes ayudándole en su ministerio para servir a más personas, pero también que le des la sabiduría para reconocer a aquellos que solo quieren dañar tu obra. Te ruego por los demás creyentes que siguen en prisión, para que, de la misma forma que a Subhash, los saques de allí y puedan volver con sus familias. Amén.