Noticias 16 mayo 2021

Diez años después de la Primavera Árabe, los cristianos de Túnez continúan bajo presión

El país en el que se desencadenó la Primavera Árabe hace 10 años tiene dificultades para «gestionar la diversidad y el pluralismo» en la sociedad, según un nuevo informe sobre la libertad religiosa.

 

 

El Informe sobre Libertad Religiosa 2020, publicado por Attalaki, una organización de derechos humanos con sede en Túnez, afirma que la política estatal considera a las minorías religiosas más como una amenaza que como una fuerza positiva para la sociedad y la cohesión nacional.

La Constitución de Túnez de 2014 reconoce el Islam como religión del Estado, pero garantiza la libertad religiosa. No hay leyes que penalicen la blasfemia o la apostasía.

«Los cristianos pueden establecer una fundación (no cristiana) como Attalaki y organizar conferencias multiconfesionales. También pueden asistir a iglesias internacionales, aunque la presión social y familiar sigue siendo un claro obstáculo, sobre todo en el sur», afirma Michael Bosch, analista de persecución de la organización World Watch Research de Puertas Abiertas.

«Todavía no hay una iglesia tunecina reconocida y los servicios de seguridad vigilan a los cristianos tunecinos», dijo Bosch. «Se sabe que en varias ocasiones agentes de policía vestidos de civil intentaron infiltrarse en grupos presentándose como cristianos

Aumento de la violencia

En los últimos años, el país norteafricano ha subido en la Lista Mundial de la Persecución de Puertas Abiertas, principalmente por el aumento de los incidentes registrados que implican violencia.

En 2020, el equipo de investigación registró una serie de ataques a las iglesias domésticas «por parte de radicales islámicos individuales, sembrando el miedo en la comunidad cristiana en general», según el informe del país. En la vida cotidiana, sin embargo, los cristianos conversos se enfrentan a la mayor presión de la familia, los amigos y su comunidad.

Los discursos que incitan a la violencia contra los cristianos en las plataformas de los medios de comunicación social también van en aumento, según el informe. Por ejemplo, un par de predicadores musulmanes han sido grabados llamando al asesinato de cristianos y otras minorías religiosas, acusándolos de ser espías extranjeros y de oponerse al Islam.

El informe detalla la historia de una mujer de unos 50 años que fue duramente golpeada por su hermano después de que sus hermanas la acusaran de blasfemia. La amenazaron con dejarla sin la herencia de su padre si no renunciaba a su fe. Cuando acudió a la policía para presentar una denuncia, no fue escuchada y no hubo ninguna investigación.

«La protección de las santidades y la incitación al odio son algunas de las cuestiones en las que la ley se aplica de forma desigual», dice el informe. «Aunque (la incitación al odio) y la incitación contra las minorías religiosas han sido vigiladas, las leyes relacionadas con estos temas sólo se aplican cuando se trata de proteger la religión islámica».

La discriminación, el ostracismo y las agresiones que a menudo quedan impunes, hacen que las minorías de Túnez se sientan ciudadanos de segunda clase, según el informe.