La vida de un cristiano en Malasia es de una forma u otra según tus orígenes y tu entorno cultural. La constitución declara que los malayos étnicos son musulmanes, y que estos se conviertan a otra religión puede dar lugar a una gran presión, hostilidad y exigencias para volver al islam. Sin embargo, la situación es diferente para los miembros de grupos que no son mayoritariamente musulmanes.
Wafa* es una joven de 22 años que proviene de uno de esos grupos —una comunidad indígena con fuertes tradiciones ancestrales, paganas y, en ocasiones, de magia negra. Wafa nació en el seno de una familia cristiana. Incluso con esta herencia de fe, la influencia de la comunidad era tan fuerte que empezó a explorar esas prácticas.
El pastor de Wafa había visto que algunos jóvenes como ella estaban empezando a alejarse de la iglesia, y estaba preocupado. Sabía que, para construir una iglesia más fuerte, sus miembros necesitan una base bíblica sólida, y sospechaba que muchos de los creyentes jóvenes carecían de esos conocimientos bíblicos. Así que se puso en contacto con unos colaboradores locales de Puertas Abiertas, quienes estuvieron más que dispuestos a ayudarle con un seminario de compromiso bíblico para su iglesia.
Este programa bíblico está diseñado para proporcionar a los creyentes herramientas para que puedan estudiar la Biblia por su cuenta. A partir de un resumen de cada libro, con su género y contexto, el seminario ayuda a los creyentes a profundizar en las Escrituras y aprender a estudiarlas.
Y este seminario cambió por completo la vida de Wafa. «Antes de participar en el programa bíblico y estudiar la Palabra de Dios, solía acudir a brujas para sanarme cuando estaba enferma. Ahora que soy consciente de la Palabra y la entiendo, me he dado cuenta de que Jesús es mi sanador; no necesito buscar sanidad donde habitan los espíritus oscuros de este mundo», comparte la joven.
Pero el programa bíblico no solo le ayudó a ver a Jesús como su verdadero sanador y salvador, sino que también le ayudó a entender el llamado de Dios para su vida. «Me encanta servir a los demás, es mi llamado», explica Wafa. «Estoy sirviendo en el grupo de alabanza y también en las reuniones de jóvenes. Creo de verdad que he sido llamada a servir a Dios en cualquier área a la que Él me llame. Me comprometo a dedicar mi vida a servir al Señor con lo mejor de mí, con todas las capacidades que Él me ha dado».
Nuestros colaboradores locales han sido testigos del crecimiento de Wafa. «La hemos visto crecer y progresar en la fe», afirma uno de ellos. «Está claro que le apasiona servir a los demás».
Según nuestros colaboradores locales, muchos grupos indígenas de esa zona del país se enfrentan a discriminación y han sido intimidados. Suelen evitar defender sus derechos. Y el Gobierno los ha perseguido, hostigado y acusado de carecer de permisos de propiedad legales para sus tierras, lugar donde estos pueblos han habitado durante generaciones.
El pastor de Wafa señala que, gracias a este seminario bíblico, su congregación se ha vuelto más valiente en la fe. «La mayoría de los adultos de la iglesia tienen un conocimiento limitado de la Biblia y de cómo leerla, pero gracias a Dios la generación más joven está centrada en aumentar sus conocimientos», afirma un colaborador local que ayudó a organizar el seminario.
Wafa es la prueba de ello. «Habría seguido con mi costumbre de acudir a los que adoran a los acentos para buscar sanidad y otras cosas, si no hubieran animado a unirme al programa», comparte.
Este seminario ha permitido que el versículo de 2 Timoteo 1:7 sea una realidad en esta iglesia rural: Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
Señor, te oro por Wafa, dándote las gracias por lo que has hecho en su vida. Te pido que continúes guiándola, dándole sabiduría y llenándola con poder. Oro por estos jóvenes creyentes, para que tú les guíes a toda la verdad. Amén.