En la República Centroafricana, los cristianos son castigados y perseguidos por escoger seguir a Cristo. En esta historia te presentaremos a «Lucifer», un seguidor de una de las religiones tradicionales de la región cuyo único propósito es lograr que la iglesia deje de orar, utilizando para ello cualquier herramienta que pueda servir para alcanzar su objetivo.
Yvon Ngaiman no es más que un hombre, pero tiene una diabólica misión, y quiere que todos lo sepan. Ya no se presenta a sí mismo como Yvon, sino que prefiere el nombre de Lucifer. Ahora, su propósito en esta vida es castigar a los cristianos porque,
con su oración, están impidiendo que logre sus oscuros planes.
En 2013, un golpe militar en República Centroafricana puso fin al gobierno de François Bozize. Aquello desató el caos; la coalición rebelde terminó dividiéndose en varios grupos que lucharían por el territorio y, con ello, por los recursos naturales
del país (oro y diamantes, principalmente), algo que han terminado pagando los civiles del país.
En la ciudad natal de Ngaiman, al sureste del país, un grupo rebelde musulmán conocido como Central African Patriotic Movement (Movimiento Patriótico de África Central) ha estado en permanente conflicto con el grupo Anti-Balaka. Aunque estos últimos se definen como cristianos, son mayoritariamente seguidores de una mezcla de denominaciones tradicionales con elementos supersticiosos, utilizando amuletos y talismanes que, según ellos, les hace ser invencibles.
En ese contexto, Ngaiman fue secuestrado en 2019 por uno de estos grupos rebeldes. Le torturaron hasta que, finalmente, le dejaron escapar. Durante un tiempo, nada se supo de él, hasta que, un año más tarde, reapareció. Cuando volvió, Ngaiman tenía un único objetivo: no lucharía contra los rebeldes musulmanes, sino contra los cristianos. Según él, los cristianos «pervierten a la gente con la Palabra de Dios en lugar de permitirles realizar las prácticas que pueden protegerles contra invasores y agresores».
Señor, te pido por las vidas de Elizabeth y su familia, para que tu consuelo esté con ellos tras esta triste pérdida y que su fe sea fortalecida para que no abandonen. También te pido por la congregación en este tiempo de incertidumbre, para que obres en medio de ellos de una forma poderosa y experimenten tu presencia como nunca antes. Te ruego que hagas justicia a favor de tu pueblo contra aquellos que dañan a tus ovejas, y que tu poder también se haga evidente contra aquellos que se oponen a Cristo. Amén.
Así, en mayo de 2020, Ngaiman intensificó su campaña contra la iglesia.
Junto con un grupo de seguidores, fue al recinto de una iglesia local, llegando justamente en el momento en el que los líderes abandonaban las instalaciones tras una reunión. Cuando trataban de entrar al recinto, un diácono les detuvo, pero los
asaltantes le atacaron.
Al ver lo que estaba sucediendo, algunos miembros de la iglesia avisaron al pastor, Georges Rondo, que valientemente se apresuró para ayudar a aquel diácono. Ngaiman sacó su cuchillo y apuñaló a Georges hasta la muerte. Antes de irse, amenazó
al resto de líderes de la iglesia. Esa misma tarde, Ngaiman y algunos de sus seguidores irrumpieron en el velatorio del pastor Georges, que fue enterrado al día siguiente sin ninguna ceremonia.
Ngaiman aún está en libertad. Ante el caos en el que se encuentra sumido el país y tal como afirma uno de nuestros colaboradores en la zona:
Tras aquel triste suceso, la viuda de Georges, Elizabeth, junto con sus cuatro hijos, se mudó a la capital. Los ancianos y diáconos de la congregación lideran a la congregación hasta encontrar un nuevo pastor. Continúan adorando a Dios a pesar de las circunstancias, ya que las amenazas de Ngaiman continúan.«es improbable que Ngaiman sea alguna vez llevado ante la justicia, al menos en esta vida».
«Nuestro apoyo a la iglesia en República Centroafricana es un asunto de vida o muerte, y tiene que continuar».