Nihad dirige una fábrica de plástico en el norte de Irak que comenzó como una iniciativa de la iglesia local y Puertas Abiertas para apoyar el sostenimiento de las familias cristianas desplazadas.
Desde la invasión del ISIS en 2014, esta fábrica se ha ido convirtiendo cada vez más en una fuente valiosa de ingresos para que los hombres y mujeres desplazados puedan subsistir en un país tan inestable para los cristianos.