Kieu* y sus tres nietos vivían tranquilamente con sus vecinos en un pueblo del noreste de Vietnam. Se ocupaban de sus propios asuntos, cultivaban y cuidaban de su ganado. Según Kieu, «los vecinos vinieron a visitarnos a mí y a mis nietos muchas veces. Nos presionaron para que rechazáramos nuestra fe. Decidí confiar en Dios y adorarle». Sin embargo, los vecinos se opusieron mucho a su nueva fe y les hicieron la vida aún más difícil.
La provincia de Kieu siempre ha sido un foco de persecución para los cristianos. La mayoría de las iglesias se encuentran en zonas remotas. En los últimos años, ha aumentado la persecución en la zona y los nuevos conversos tienen un conocimiento limitado de sus derechos y de la ley sobre religión, por lo que son vulnerables a las amenazas y al acoso físico cuando deciden seguir a Jesús.
Cuando los vecinos vieron que Kieu se negaba a rechazar su fe, decidieron tomar represalias y destruyeron su propiedad. Según sus palabras, «vinieron a destruir el refugio de mi ganado, echaron a perder nuestras cosechas de arroz y maíz, y siguieron diciéndonos que negáramos nuestra fe en el Señor. Yo mantuve mi fe. No abandoné a Dios a pesar de sus amenazas». Tras el incidente, los vecinos les abandonaron durante un tiempo, no porque les aceptaran como cristianos, sino porque querían excluirles de la comunidad. Kieu explica: «Los vecinos nos aislaron».
Kieu también añadió: «Sin refugio, algunas de nuestras gallinas y cerdos huyeron al bosque, mientras que los demás fueron robados. Tampoco habrá cosecha para el próximo cultivo». Con los cultivos destruidos, Kieu se enfrenta a la incertidumbre de cómo obtendrán comida en los próximos días. Además, su salud se encuentra en mal estado, lo que dificulta que pueda ganar dinero para reparar el refugio de su ganado.
Al principio, la iglesia les proporcionaba comida, pero ya no pueden mantenerlos debido a que los miembros de la iglesia son de familias pobres. Aun así, continúan visitándolos para brindarles apoyo. Isaac*, colaborador local de Puertas Abiertas, dijo: «Es una situación muy difícil. En su vejez y con tres nietos que alimentar y mantener, seguimos orando por ellos y animándoles a mantenerse firmes». Actualmente, Puertas Abiertas está trabajando para proporcionar ayuda a Kieu y a sus nietos, brindándoles comida, ropa y apoyo para reparar el refugio.
Señor, te doy gracias por la fe de Kieu y sus nietos, y te ruego que se mantengan firmes en la fe. Oro que tú cuides de ellos, les proveas lo que necesitan y permitas que la iglesia local pueda suplir sus carencias. Amén.