La vida de Pierre y su familia estaba profundamente ligada y entrelazada con el servicio a Dakwe, pero Dios tenía otros planes para Pierre y su familia y no iba a dejar que ningún falso dios se opusiera a su obra. «Mi mujer conoció el Evangelio a través de un diácono que vino de otra aldea para evangelizar. Al principio no estaba muy contento y amenacé a mi mujer en muchas ocasiones, sobre todo porque pasaba mucho tiempo en la iglesia».
Sin embargo, un día, el diácono quiso orar por él y Pierre le permitió hacerlo En cuanto el diácono comenzó a orar, el corazón de Pierre se puso a vibrar de una manera increíble y abriendo los ojos vio que la persona que estaba orando por él se encontraba muy lejos, sentado al otro lado de la sala.