Los cristianos de trasfondo musulmán son los más vulnerables a la persecución por parte del gobierno y de sus comunidades.
El gobierno iraní considera la conversión de los musulmanes al cristianismo como un intento por parte de Occidente de socavar el régimen islámico de Irán. Los cristianos de trasfondo musulmán son los más perseguidos, principalmente por el gobierno, pero también por sus familias y su comunidad. Las iglesias clandestinas a menudo sufren redadas, y sus líderes y miembros han sido arrestados y condenados a largas penas de prisión por “crímenes contra la seguridad nacional”.
Muchos iraníes son musulmanes nominales y, por ello, algunos nuevos conversos hallan la aceptación de sus familias. Sin embargo, los conversos de familias mucho más estrictas se enfrentan a una mayor persecución en sus hogares.
Los cristianos de las comunidades armenias y asirias son reconocidos y protegidos por el Estado, pero aún así, son tratados como ciudadanos de segunda. No se les permite compartir con otras personas sobre su fe en Cristo o incluso hablar en persa durante sus cultos en las iglesias.
La persecución en Irán sigue siendo extrema, con un pequeño incremento en el número de casos de violencia reportados. El Covid-19 ha golpeado duramente al país y muchos creyentes se encuentran ante la necesidad desesperada de alimento y ayuda. Además, las medidas para combatir el virus han dificultado las comunicaciones entre los cristianos que se han visto en la necesidad de explorar, cada vez más, vías de comunión y discipulado online.
Con el fin de combatir la propagación del Covid-19 en las cárceles saturadas, muchos presos iraníes, entre ellos algunos encarcelados por su fe, fueron puestos en libertad. Sin embargo, otros cristianos han permanecido en prisión y la imposición de penas a creyentes ha continuado.
Los cristianos de trasfondo musulmán son los más vulnerables a la persecución por parte del gobierno y de sus comunidades.
El control del gobierno es mayor en las zonas urbanas, mientras que las zonas rurales están menos vigiladas. Sin embargo, el anonimato de las zonas urbanas da a los cristianos más libertad para organizar reuniones y actividades que las zonas rurales, en las que el control social es mayor.
Desde que el gobierno comenzara a atacar a miembros de las iglesias clandestinas y no sólo a los líderes, la vulnerabilidad de las mujeres cristianas ha incrementado ante la persecución de las autoridades.
Las violaciones son ilegales, sin embargo, para que haya un procesamiento criminal es necesario que la víctima aporte 4 testigos oculares masculinos y dos femeninos. En práctica, esto da total impunidad a los que usan la violencia sexual para perseguir a las mujeres cristianas.
Las mujeres que no vistan según el obligado código de vestimenta en público — un hijab y ropa suelta que cubra el cuerpo— pueden ser multadas o condenadas a flagelación. Las mujeres cristianas también se enfrentan a la discriminación en el mercado laboral.
A diferencia de las mujeres, a los hombres no se les considerada que se hayan “equivocado”, sino que intencionadamente han tomado una mala decisión y por ello el castigo es más severo, teniendo mayor probabilidad de sufrir abusos físicos y torturas. Los cristianos son a menudo encarcelados por largos períodos de tiempo y en condiciones terribles. Muchos huyen a Occidente, dejando así a la iglesia iraní con pocos líderes experimentados y con la madurez suficiente.
Puertas Abiertas apoya a la iglesia de Irán a través de colaboradores cuyos ministerios tienen presencia online y por medio de producciones multimedia y la propugnación de los derechos. Son de especial atención los líderes cristianos, mujeres, ex prisioneros, jóvenes, líderes de jóvenes y niños.
Señor, por favor consuela a los cristianos que han sido encarcelados por su fe. Que puedan conocerte más de cerca y oír tu voz hablarles poderosamente. Bendice el trabajo de Puertas Abiertas en favor de Irán, y que la labor de defensa de los derechos dé fruto y anime a los creyentes. Por favor da oportunidades a los creyentes iraníes de compartir con otros las buenas nuevas del amor de Cristo por ellos.