Todos los cristianos, en cualquier parte de Corea del Norte, son extremadamente vulnerables a la persecución.
Para un cristiano, ser descubierto es una sentencia de muerte en Corea del Norte. Si no es asesinado en el momento, será llevado a un campo de trabajos forzosos como preso político. Las prisiones son inhumanas y se encuentran en un estado espeluznante. Muy pocos creyentes salen de ellas con vida. Además, todos los miembros de la familia reciben el mismo castigo. Se ha informado que Kim Jong-un ha ampliado el sistema campos de prisiones, en el que se estima que hay entre 50 y 70.000 cristianos encarcelados.
En 2021, por vigésimo año consecutivo, Corea del Norte ha sido clasificado como el país donde los cristianos sufren la persecución más extrema. Los cristianos norcoreanos continúan enfrentándose a la persecución más extrema en todos los aspectos de su vida pública y privada.
A pesar de que las autoridades norcoreanas afirman que el COVID-19 ha tenido poco impacto en el país, los norcoreanos le llaman la “enfermedad fantasma” — la gente está ya en tal estado de malnutrición que una vez infectados por el COVID-19 fallecen rápidamente—. La pandemia ha llevado a un control más férreo de la frontera con China y a un estrangulamiento del mercado negro, que muchos usaban para sobrevivir.
Todos los cristianos, en cualquier parte de Corea del Norte, son extremadamente vulnerables a la persecución. El control de las autoridades norcoreanas va más allá de sus fronteras: Sus agentes secretos en China tienen la tarea de localizar y secuestrar a los cristianos norcoreanos que hayan huido del país.
Puertas Abiertas estima que hasta un 30 por ciento de los cristianos que se encuentran en campos de trabajo forzoso por su fe son mujeres. La violencia sexual y la violación son comunes en los interrogatorios y en la vida en prisión. Incluso, fuera de prisión, el abuso sexual está normalizado.
Aproximadamente el 80 por ciento de los norcoreanos que desertan a China son mujeres— muchas de ellas cristianas—. Una vez allí, son particularmente vulnerables a la trata de personas o a ser forzadas a casarse con hombres chinos.
Todos los norcoreanos se encuentran bajo un control extremo por parte del gobierno, en particular los hombres adultos. Sus trabajos son asignados por el gobierno y no pueden ser cambiados. Si a alguien se le reconoce tener algún tipo de conexión cristiana entre sus familiares, se le negará cualquier oportunidad de desarrollo como pueden ser trabajos de mayor prestigio o el servicio militar preferente.
“Pido a todos los que habéis estado orando por Corea del Norte, en todo el mundo, que oréis para que Corea del Norte venga al Evangelio. Los ciudadanos norcoreanos son como esclavos. Con la luz del Señor serían liberados”.
Los obreros clandestinos de Puertas Abiertas mantienen con vida a 90 000 cristianos norcoreanos, proveyéndoles de alimentación vital y ayuda por medio de sus redes en China. Además, les proporcionan Biblias, formación por medio de emisiones de radio cristianas, así como cobijo y formación a los refugiados norcoreanos en China.
Señor, es difícil para nosotros imaginar la vida de los cristianos en Corea del Norte, pero gracias porque nunca abandonarás a tus hijos. Tú estás con ellos en todos sus sufrimientos. Por favor ayuda a los creyentes norcoreanos no sólo a sobrevivir sino también a estar gozosos a pesar de todo lo que atraviesan. Adereza mesa delante de ellos en presencia de sus angustiadores. Derriba las fortalezas de la familia Kim y sustitúyelas con oración y alabanza.