Cuando comenzó hace más de una década, la insurgencia en Malí estaba concentrada mayormente en el norte del país.
Sin embargo, en 2015, los grupos terroristas se expandieron a la parte central del país africano. Y aunque la expansión de estos grupos extremistas islámicos tiene raíces complejas, el impacto en la iglesia de Mali es sencillo: las comunidades cristianas han sido arrasadas y los creyentes han sido desplazados, dejando a muchos de ellos sin hogar y a sus lugares de culto en ruinas. Innumerables cristianos han quedado traumatizados y heridos.
En la región central de Bandiagara, muchas comunidades se han visto obligadas a firmar acuerdos con algunos extremistas. Si alguien se niega, debe marcharse o enfrentarse a ataques violentos.
De este modo, los alrededores de una ciudad como Bankass se convirtieron en el bastión de un grupo extremista islámico vinculado a Al Qaeda. Esto provocó el desplazamiento de miles de personas huyendo de estas zonas rurales a la ciudad.
Desde 2022, casi todas las semanas se produce un atentado en esta región de Malí. La gente es asesinada, secuestrada o herida, y entre las víctimas siempre hay al menos dos o tres cristianos. Como resultado, más de 300 familias cristianas viven actualmente fuera de sus hogares en Bankass. Esto ha supuesto una enorme presión para la Iglesia local, que ya no puede ayudar sola a los desplazados.
Pero gracias a tu apoyo, los colaboradores de Puertas Abiertas pudieron proporcionar ayuda de emergencia a 320 familias cristianas el pasado mes de junio. Cada familia recibió un paquete de emergencia de 100 kg de arroz, 5 litros de aceite y algún tipo de apoyo económico para suplir sus otras necesidades como ropa, matrículas escolares o medicamentos.
«Doy gracias a Dios porque nuestros hermanos vinieron a apoyarnos. Mi familia y yo estamos muy contentos»
Esther, cristiana maliense beneficiaria de estos paquetes de ayuda
«¡No tengo suficientes palabras para describir mi alegría!», dijo el pastor Thomas, líder de una iglesia local. «Nuestros hermanos cristianos vinieron a apoyarnos con arroz, aceite y dinero. Ayudaron a más de 300 personas. Sinceramente, doy gracias a Dios y a nuestros hermanos que vinieron a apoyarnos».
Esther es una de las beneficiarias de esta ayuda que ha querido compartir lo siguiente: «Doy gracias a Dios porque nuestros hermanos vinieron a apoyarnos. Mi familia y yo estamos muy contentos. Damos gracias al Señor por su gloria».
En estos momentos, un gran número de cristianos están desplazados en Malí y en muchas otras partes de África Subsahariana. De hecho, la investigación de Puertas Abiertas estima que más de 16 millones de creyentes están desplazados en toda esta zona del continente, muchos de ellos simplemente porque siguen a Jesús.
El problema es enorme y requiere una respuesta igual de grande. Por eso, Puertas Abiertas se ha asociado con la Iglesia en África para poner en marcha la campaña «Levántate África», un esfuerzo anual de oración y propugnación para detener la violencia e impulsar la regeneración de la Iglesia africana.
Si quieres levantar tu voz y tu oración, ¡haz clic aquí! Queremos ayudar a los creyentes de todo el continente (como estos de Malí que recibieron ayuda de emergencia) a seguir resistiendo por Cristo, y nos encantaría que te unieras a nosotros.
La ayuda vital que recibieron los cristianos en Mali sólo es posible gracias a las oraciones y los apoyos de los compañeros de Puertas Abiertas. También es un recordatorio del increíble espíritu de los cristianos de Mali y de toda África Subsahariana, que soportan una violencia increíble manteniendo la esperanza de Jesús.
Señor, por favor, acompaña y protege a mis hermanos en Malí. Líbralos de los ataques de los grupos extremistas y transforma también los corazones de estos terroristas para que también conozcan tu amor. Haz llegar a este país africano toda la ayuda necesaria. Levanta oraciones y apoyos por todo el mundo y capacita a la Iglesia local para poder atender todas las necesidades. Por último, fortalece la fe de los cristianos malienses en medio del conflicto y de la inseguridad. En el nombre de Jesús, amén.